Los liceos militares son las únicas instituciones educativas en la órbita del Ministerio de Defensa. En el país hay solo nueve; todos secundarios. La mayoría depende del Ejército, dos tienen especialidad naval y uno aeronáutico. En ellos, las reglas de juego son muy distintas a las que priman en los colegios convencionales. Reciben formación castrense, la carga horaria es más extensa con internados obligatorios y, una vez que se reciben, pasan a formar parte de la reserva de oficiales.
Varias de esas reglas se habían flexibilizado e incluso eliminado a partir del Plan de Liceos 2010, que proponía un cambio profundo en la concepción de las escuelas. En 2013, después de varios intentos previos por desestimar la formación castrense, por resolución del entonces ministro de defensa Arturo Puricelli, se suprimieron la práctica con armas letales y las materias de instrucción militar que ya eran considerados como espacios extracurriculares desde hacía tres años.