El trabajo de Clarín es el siguiente:
Junto a parte de su equipo, el viernes por la mañana la diputada Elisa Carrió presentó ante la Justicia una demanda donde acusa a ministros del área de Defensa de hechos de corrupción cometidos durante la era K. No cualquier hecho: acciones y omisiones graves durante la reparación del hoy perdido submarino San Juan.
El mismo viernes, pero por la noche, el almirante Marcelo Srur fue desplazado de la jefatura de la Marina. Esta decisión del ministro de Defensa, Oscar Aguad: ¿está vinculada con la presentación judicial de Carrió? Al menos en un documento, sí: uno que compromete a Srur. Es el informe de una inspección técnica del submarino, a cargo de la propia Armada, y con fecha del 20 de diciembre de 2016. Un año atrás. El documento al que accedió Clarín estaba en conocimiento de Srur. Pero en el Gobierno lo detectaron hace poco. Otros informes de la Armada contradicen a esta auditoría anterior. Esta situación fue una de las razones por las que Aguad decidió desplazar al Almirante Srur como jefe de la fuerza. Todos esos informes serán parte de la investigación interna impulsada por el ministro que investiga qué pasó con el submarino.
El informe lleva la calificación de “Secreto” pero integraría el conjunto de pruebas sobre posibles desmanejos en la Marina que aportó Carrió a la Justicia. Hace treinta y un días que el San Juan no aparece. Perdió contacto con tierra después de que su comandante avisara de que la nave había sufrido una avería. Llevaba a bordo a cuarenta y cuatro tripulantes. En su informe de diciembre de 2016, la Marina describe así el estado de ese buque de sumersión de guerra: “Las deficiencias encontradas en el equipamiento del ARA San Juan dificulta su alistamiento para cumplir con los planes de rigor”. En el mismo informe, la Marina señala que el San Juan no contaba con las herramientas básicas para socorrer a ningún posible herido en su navegación marítima. La Justicia deberá determinar si esos elementos se incorporaron durante 2017 al submarino. O no.
Informe secreto: la Armada sabía que el San Juan fue reparado con material inadecuado
El ministro de Defensa, Oscar Aguad (derecha), pasó a retiro del jefe del Estado Mayor General de la Armada, almirante Marcelo Srur (Izq.), en el marco de una investigación abierta tras la desaparición del submarino ARA San Juan. Ana Garelli
Fuentes gubernamentales aseguran que es muy probable que algunas de las deficiencias de material básico que no tenia el San Juan pudo ser comprado durante el ultimo año. Pero los problemas de fondo, como el material inadecuado con el que fue sospechosamente reparado, se intentó ocultar a la Casa Rosada.
A lo anterior se suman otros datos impactantes, si se atiende lo que le había pasado al San Juan de acuerdo al último reporte que pudo mandar su comandante. Hace un año, el documento oficial “secreto” detallaba que el submarino presenta “limitación en la vida útil de las baterías”. Fueron esos reservorios de energía los que, según el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, al mando del submarino, fallaron. Las baterías podrían haber iniciado una explosión u algún otro tipo de falla masiva.
El documento “secreto” de la Armada navega sobre otras variables del submarino. Una de ellas, central para la denuncia de la diputada Carrió: ¿Cómo fue la reparación del San Juan durante los años 2008 y 2014? La propia Armada se sincera en su informe: el tiempo de los arreglos se alargó y los arreglos terminaron mal hechos. “Durante las reparaciones de media vida se utilizaron materiales no adecuados o de baja calidad en sistemas sometidos a la acción del agua de mar y presión hidroestática”, describe el documento de la Marina al que accedió Clarín.
Submarino ARA San Juan: Oscar Aguad pasó a retiro al jefe de la Armada
A través de sus subordinados, las autoridades navales siempre estuvieron informadas de que aquellos “arreglos” -que no fueron en verdad tales- generaron al San Juan “averías y situaciones de emergencia para la unidad” durante el último año.
En la denuncia judicial presentada por Carrió, se pide que se investigue el proceso de “reparación de media vida” del San Juan. Los principales acusados son quienes estuvieron al frente del ministerio de Defensa durante aquellos años K cuando el submarino hoy siniestrado fue arreglado no sin un defasaje de varios años de acuerdo a lo estipulado por el Estado y sus contratistas. La denuncia pide investigar a la ministra Nilda Garré, a su jefe de Gabinete en el Ministerio de Defensa (que también era su hermano, Raúl Garré) y a quien reemplazó a Garré en el cargo, Arturo Puricelli. También pide la denuncia de Carrió que se investigue al sucesor de Puricelli y último ministro de Defensa K, Agustín Rossi, hoy jefe del bloque de diputados K.
No son ni escasos ni aislados los delitos por los que la diputada Carrió y su equipo pidieron a la Justicia que se investigue a los antiguos funcionarios K. Son los de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública, cohecho (coimas), tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, peculado, abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La denuncia terminó, por sorteo, en el juzgado de Sergio Torres, y en la fiscalía de Andrea Mangano. La presentación judicial del equipo que lidera Carrió también añade un pedido de pesquisa judicial para los responsables de los organismos que se encargaron de realizar los “arreglos” de “media vida” del submarino. Según indican las leyes, esos trabajos debían hacerse cumpliendo las normas de transparencia en el uso de fondos públicos. Y en tiempo y forma.
Según la información incluida en la denuncia de Carrió, quedaría a la luz que ninguna de esas tres variables fue atendida por el Estado K. Así lo habría confirmado un año atrás la Armada en su “inspección” al San Juan.
La denuncia también solicita que se investigue a “las autoridades de la Armada Argentina” que participaron de esa trama. En el escrito que ahora analizará al juez Torres, Carrió y el resto de los denunciantes incluyeron un párrafo que dice que “más allá de las especulaciones que puedan hacerse” sobre la desaparición del San Juan, “ha comenzado a trascender información respecto al aparente mal estado en el que se podría encontrar” esa nave. El arreglo de “media vida” del San Juan se extendió mucho más de lo pactado con las empresas que lo realizaron: desde el 2008 al 2014.
Vamos a quedarnos en Mar del Plata hasta que nos traigan el submarino
El que será el documento clave en la investigación, el informe secreto de la Armada de diciembre de 2016, advierte sobre varias deficiencias específicas que en aquel entonces presentaba el submarino. Por ejemplo, que existía “una entrada de agua por el interior de los cables Loop en el cuarto de la radio”. O que ni siquiera contaba a bordo con las “señales pirotécnicas” de pueden usar los submarinos si entran en emergencia. Sí contaba con dos balizas, pero “obsoletas”, y “cuya frecuencia de emisión no es compatible con el actual sistema de comunicaciones”.
En el “documento secreto” de la Armada se consignaba por qué el submarino seguía funcionando, pese a todas la fallas marcadas en aquel momento: “Se pudo constatar que el Comando de Fuerza de Submarinos está realizando lo humanamente posible con los recursos asignados”.
La denuncia de Carrió incluye también un informe de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), firmado en mayo de 2016, donde la actual administración llegó a la conclusión de que los arreglos del San Juan hechos en los talleres de Tandanor “no habían sido del todo eficientes dadas las demoras ocurridas que insumieron cinco años cuando la previsión inicial era solo de dos”. También ponía la SIGEN de manifiesto que hay “un significativo defasaje financiero entre el monto inicial proyectado para la obra y el real incurrido por todas las tareas adicionales que fueron agregadas…”. Por sobre todo, se explica que los tres años de retrasos en el “arreglo” del San Juan “afectaron los plazos de garantías sobre los trabajos realizados por otros contratistas…”.
Una de las empresas contratadas para, supuestamente, solucionar los desperfectos del submarino San Juan se llama Ferroestaal. En un juzgado de Munich, Alemania, directivos de esa empresa admitieron ante la Justicia de su país que habían pagado sobornos para ganar contratos con el Ministerio de Defensa y la Armada Argentina.
Cuando la nave terminó de repararse tras las demoras antes mencionadas, la entonces presidenta Cristina Kirchner encabezó un acto para anunciar que el buque de guerra volvería al mar. Fue en 2011. Informó que el submarino tendría una “sobrevida de treinta años”. Y comunicó que pronto lo que llamó “pato al agua”, estaría “funcionado”.
La versión de La Nación
El informe de La Nación escrito por De Vedia
Dos meses antes de reportar la avería en el compartimento de baterías, el comandante del ARA San Juan , capitán de fragata Pedro Martín Fernández, dejó constancia en una planilla oficial de que el submarino estaba habilitado y en condiciones aptas para operar. Según revelaron fuentes castrenses a LA NACION, con su firma evaluó y calificó el estado general del sumergible con un 4,5 sobre una escala de 5 puntos.
Muchos de los altos oficiales de la Armada que temen ser salpicados en la investigación sobre lo que sucedió en el submarino que nunca más emergió desde el fondo del mar se aferrarán a esta evaluación que el comandante de la nave presentó el 5 de septiembre pasado a su superior inmediato, el jefe de la Fuerza de Submarinos, con sede en Mar del Plata, capitán de navío Claudio Villamide, para deslindar responsabilidades.
Sin embargo, quienes relativizan el informe, advierten que dos semanas después de esa evaluación, el 18 de septiembre, el ARA San Juan habría presentado una falla en el snorkel, por una entrada de agua similar a la que se produjo luego el 15 de noviembre, la madrugada de su última comunicación, horas antes de detectarse una explosión en el lugar donde se encontraba el ARA San Juan.
Se espera que las dudas se disipen cuando todos estos documentos y pruebas sean examinados por la comisión de investigación que constituyó el ministro de Defensa, Oscar Aguad.
El informe
El documento firmado por el comandante Fernández, un marino a quien muchos de sus compañeros definen como "muy prolijo y detallista", pondera los distintos sistemas del submarino, desde la navegación y la comunicación hasta los sensores, el sistema de armas, la fuerza y propulsión, el material para el salvamento y las características del casco, entre otras áreas. "En cada uno de esos casos se debe marcar si está habilitado o no habilitado, sin escalas intermedias, y en todas ellas el comandante marcó habilitado", dijo la fuente castrense que mostró, aunque no entregó, el contenido del documento.
Baterías
Dentro del sistema de fuerza y propulsión se califica con la máxima ponderación -4 puntos en esas categorías- el estado de los generadores y de las baterías. Sin embargo, esa evaluación no se corresponde con la denuncia de la diputada Elisa Carrió, quien además de advertir sobre serias irregularidades y sospechas de corrupción en la reparación de media vida a la que fue sometido el submarino entre diciembre de 2008 y junio de 2015, mencionó un informe de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), que pone en duda la capacidad del ARA San Juan para sumergirse más allá de una profundidad de 30 metros.
En su denuncia, Carrió apunta especialmente contra los ex ministros de Defensa kirchneristas Nilda Garré, Arturo Puricelli y Agustín Rossi, además del ex jefe del gabinete de asesores Raúl Garré, por haber formado parte de una asociación ilícita que podría esconder una "matriz de corrupción" desarrollada entre 2005 y 2015. La reparación de media vida del ARA San Juan estaba fijada inicialmente para ser realizada en 24 meses y finalmente se ejecutó en 64 meses (cinco años y cuatro meses).
"Más allá de que el comandante lo haya considerado apto, si esa limitación existió es un condicionamiento muy serio para que el submarino pueda navegar", comentó a LA NACION una fuente cercana al Gobierno. Incluso, precisó que antes de participar en el adiestramiento conjunto en Ushuaia, todas las salidas del submarino ARA San Juan habían tenido un máximo de 96 horas.
En el seno de la Armada, en cambio, explican que "los submarinos tienen un rango de operaciones limitadas por un tema de seguridad. Desde que salió del astillero, el ARA San Juan fue incrementando progresivamente, de acuerdo con un plan preestablecido, sus capacidades operativas originales, como sucede con cualquier buque o aeronave. El mismo plan se venía aplicando a las tripulaciones, que iban adquiriendo un adiestramiento progresivo".
Cerca del comando central de las operaciones de búsqueda y rescate se muestran convencidos, además, de que el comandante del submarino no reportó una emergencia, sino una avería. Incluso, se le ofreció que se traslade a la Base Naval de Puerto Belgrano, que estaba más cerca, y la respuesta fue que podía llegar a Mar del Plata, su destino original, confió la fuente naval.