República Argentina: 1:54:32pm

En un reportaje concedido el domingo 5 de febrero al periodista Mariano De Vedia, del diario La Nación, Martínez señaló que para corregir esta situación “se va a avanzar en un blanqueo progresivo”. El tema salarios aparece al final del reportaje que está basado básicamente en la vuelta al servicio del rompehielos Almirante Irízar y la confirmación de que, por el momento, no hay prevista la compra de cazabombarderos supersónicos par la Fuerza Aérea.

El texto de la entrevista es el siguiente:

Con el emblemático rompehielos Irízar restaurado en un 95% y a punto de ser sometido a las primeras pruebas de agua, el Gobierno ya sabe que su capacidad será insuficiente para abastecer todas las bases antárticas. "El Irízar nos va a quedar chico. Necesitamos un buque polar complementario", anticipó el ministro de Defensa, Julio Martínez , en una entrevista con LA NACION, al revelar que ya analiza opciones en Rusia y Alemania.

Martínez explicó que con la recuperación del Irízar, de cuyo devastador incendio se cumplirán diez años en abril, se multiplicó por cinco el área destinada a laboratorios de investigación (pasó de 74 a 415 m2) y también creció el espacio dedicado al transporte de pasajeros (de 245 a 313 plazas), lo que redujo la capacidad logística del barco. "Cuando el Irízar esté en condiciones será un paso adelante. Pero la demanda en las bases es cada vez mayor y será necesario adquirir un buque polar complementario", afirmó.

Todo eso hace replantear si fue una decisión acertada recuperar el rompehielos, cuya reparación costó US$ 147 millones, a lo que deben añadirse otros US$ 137 millones por el alquiler de otros buques en las sucesivas campañas antárticas. Un total de US$ 284 millones, cuando se podría hacer construido uno nuevo, en tres años, por US$ 250 millones.

"Hubo un costo de aprendizaje que se podría justificar si después uno arreglara veinte Irízar más. Pero no hay en el mundo veinte Irízar más, ni tanta demanda", admitió Martínez, quien tiene otro desafío en materia presupuestaria: reducir la brecha del 43% que separa los sueldos de los militares respecto de lo que cobran sus pares en la Gendarmería o la Prefectura.

-¿El Irízar estará operativo antes de fin de año?

-No damos fechas. Los que las dieron se equivocaron. Ahora que ya está listo el dragado comenzarán las pruebas de puerto y de mar. Es como un banco de pruebas en una fábrica de autos. Hay que sacarlo de la línea y someterlo a controles de calidad.

 

-¿El problema del dragado se solucionó?

 

-Sólo falta dragar debajo del barco, hay que correrlo para hacerlo. Se tuvo que dragar siete metros de profundidad.

 

-¿Se superaron las diferencias con el Ministerio de Transporte?

 

-Nunca hubo fricciones. Les explicamos la situación y ellos dieron sus razones, las entendimos y la obra se hizo con fondos nuestros.

 

-¿Con todo lo que se gastó, valió la pena arreglar el Irízar?

 

-Hubo un costo de aprendizaje en la reparación del rompehielos, que se podría justificar si después uno arreglara veinte Irízar más. Pero no hay en el mundo veinte Irízar más, ni tanta demanda.

 

-¿Ese costo de aprendizaje fue innecesario?

 

-Me parece... pero ya está. Cuando yo era diputado planteé varios reclamos al gobierno kirchnerista por este tema. Queremos mirar para adelante. Ahora lo someteremos a pruebas, pueden aparecer vicios ocultos. El objetivo estará cumplido cuando el Irízar deje de ser noticia. Cuando esté listo, será un paso adelante. De todos modos, necesitamos adquirir un buque polar para complementarlo.

 

-¿Eso requerirá una inversión importante?

 

-Depende de las condiciones. Puede ser usado o nuevo. Un buque usado puede costar entre US$ 10 millones y US$ 30 millones; uno nuevo, entre US$ 50 millones y US$ 60 millones.

 

-¿Descarta comprar uno nuevo?

 

-No, no se descarta, porque en el mercado no hay muchos buques polares usados en condiciones, que no tengan asbesto, por ejemplo. Lo ideal sería encontrarlo. Estamos viendo en Rusia, en Alemania y oros países. Quisiéramos hacerlo lo antes posible, pero no es fácil. Lo tenemos previsto en el presupuesto. Otro problema de un buque nuevo es que la entrega demora dos o tres años.

 

-¿Generó contratiempos la actual campaña antártica con otros medios?

 

-Se cumple con total normalidad, lo hicimos "a lo macho"... no es lo adecuado, pero gracias al profesionalismo y la voluntad de las Fuerzas Armadas se pudo llevar adelante. Ahorramos más de US$ 12 millones en medios navales y US$ 1 millón en el alquiler de los medios aéreos para llegar a Belgrano II (la base más austral), con aerolanzamientos y dispositivos para el traslado de personal. Y en los alimentos podremos tener un ahorro del 50 por ciento.

 

-¿Cómo se hizo ese ahorro?

 

-Compramos en el mismo Mercado Central que lo hacía el gobierno anterior. Hoy el Mercado Central tiene otra conducción; el ministerio, también, y el ahorro es considerable: $ 40 millones. Cuando termine la campaña haremos las cuentas y aportaremos datos a la causa judicial.

 

-¿El Gobierno no retiró los residuos producidos en las bases, como exige el tratado antártico?

 

-Hemos retirado algunos residuos, cosa que en la base Belgrano II no se hacía desde hace tres años.

 

-¿Habrá otras compras de buques?

 

-La idea es construir cuatro buques patrulleros oceánicos OPV, dos en astilleros del exterior y otros dos en Tandanor, con financiamiento internacional, para patrullaje pesquero. Estamos viendo cotizaciones en España, Francia y Rusia. Podrían ser créditos a diez o doce años.

 

-¿Aviones también?

 

-Para la Fuerza Aérea estamos analizando la compra de aviones de entrenamiento y de transporte mediano. Los montos varían porque la situación del país no era lo que se pensaba en un momento. Eso hizo bajar las expectativas. Por ahora no compraremos aviones supersónicos.

 

-¿Habrá una mejora salarial?

 

-Se va a avanzar en un blanqueo progresivo, junto con la jerarquización y recomposición salarial. Hay una gran dispersión en los sueldos, no hay dos coroneles que cobren igual. La remuneración en negro es casi el 50 por ciento. El objetivo es ir achicando la brecha con las fuerzas de seguridad, que creó el kirchnerismo, que en promedio llega al 43 por ciento.

 

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