El artïculo relata que entre 1979 y 1983, los militantes de la organización que regresaban clandestinos a la Argentina dejaban a sus niños en La Habana, Cuba. Un documental de Virginia Croatto reconstruye esa insólita experiencia
La Guardería es una película hondamente emotiva porque lo que cuenta es real y los protagonistas son niños; o más bien adultos que recuerdan hoy aquello que vivieron como niños. El documental, ópera prima de Virginia Croatto, está actualmente en cartel.
Su directora es también parte de la trama. Ella misma vivió en la Guardería montonera de La Habana entre 1980 y 1983. Su madre, Susana Brardinelli, era la encargada del lugar.
"Creo que la Contraofensiva fue un error", dice Virginia Croatto, que hoy tiene 39 años. Pero fue mucho más que eso. Fue un crimen, una operación suicida por la cual la conducción montonera envió al país a los escasos cuadros que habían sobrevivido a la masacre de los años 1976/77. Luego del golpe de Estado, la organización Montoneros no modificó su riesgoso funcionamiento ni hizo nada por preservar la vida de sus militantes –pese a las advertencias y propuestas formuladas por algunas corrientes internas, en particular la que representaba Rodolfo Walsh-.
“Mario Firmenich y otros jefes se pusieron a salvo en el exterior. Desde allí, profundizaron aún más el delirio y decidieron lanzar una "contraofensiva" consistente en operaciones militares de espectacularidad.
“Esa propuesta provocó, en febrero de 1979, una primera escisión en la organización, liderada por Rodolfo Galimberti y Juan Gelman, que salvó la vida de varios cuadros. Pero la conducción montonera siguió adelante, utilizando el influjo que aún tenía sobre tantos militantes que sentían culpa por haber sobrevivido –"la organización era la Iglesia", escribió por ejemplo José Amorim, uno de los fundadores de Montoneros, describiendo muy bien la clase de compromiso que se establecía y por qué era tan difícil romperlo- para enviarlos de vuelta al país a una muerte casi segura. Los militares conocían de antemano la identidad de las personas que iban a volver al país. La madre de dos de los protagonistas de La Guardería, Mónica Pinus de Binstock, desapareció en el mismo vuelo de regreso al país.
“En la primera oleada de la contraofensiva, en 1979, cayeron unos 40 militantes. Pese a ello, se organizó una segunda. Esta vez, la mayoría de los cuadros ni siquiera logró ingresar al país. Los estaban esperando en la frontera. Y los que pudieron entrar, fueron capturados poco después: los esperaban en depósito de muebles donde guardaban las armas. La conducción montonera sabía que varios de esos escondites ya habían caído y pese a ello no modificó los planes. El saldo fatal fue de 80 en total.
En las dos contraofensivas montoneras (1979 y 1980) cayeron 80 militantes
"En la contraofensiva no murieron más de 20 o 22 compañeros", mintió sin embargo años después, en 2003, Mario Firmenich en una entrevista con Cristina Zuker (hermana de uno de los caídos en esa operación). Y cuando ella le rebatió ese número, la réplica fue canalla: "¿Y qué? Nosotros nunca tuvimos la voluntad de dejar de luchar. ¿Y en el '76, en el '77? Caían siete compañeros por día. La contraofensiva es un juego de niños al lado de eso".
Es ahí cuando precisa que en 2003, el juez Claudio Bonadío quiso investigar la responsabilidad de los jefes montoneros en las caídas en la Contraofensiva, y encarceló a Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía y pidió la captura de Firmenich (que estaba en Barcelona), los organismos de derechos humanos y los familiares de las víctimas se abroquelaron en su defensa, lo que habla a las claras de la dificultad para aceptar la dolorosa verdad sobre esos hechos: la connivencia, la colusión, entre la política de la cúpula montonera y la represión ilegal.