-Hablemos de los derechos humanos en relación con los 70. Ahí aparecen dos paradigmas bien opuestos. El de la juventud maravillosa y el de la teoría de los dos demonios. Por supuesto que son dos extremos y hay matices, ¿pero dónde se ubicaría ideológicamente usted?
-Ideológicamente yo no avalo la teoría de los dos demonios. Yo sí reconozco que la Argentina vivió un proceso de violencia muy fuerte, con una misma lógica, donde la muerte en busca del poder se instaló en el centro de la escena, pero yo reconozco fundamentalmente que quien incumple y violenta los derechos humanos es el Estado, que es justamente quien tiene la obligación de protegerlos y promocionarlos.
-Hay sectores que temen que se detengan los juicios a los militares. ¿Podría ocurrir?
-No hay ninguna posibilidad de que esto ocurra. Los temas de memoria, verdad y justicia bien entendidos no solamente le hacen bien a las víctimas y a los familiares, sino que es una necesidad de la sociedad. Por otro lado, el tema de los juicios está en el ámbito de la Justicia, y nosotros queremos trabajar para una Justicia totalmente independiente. En los juicios de lesa humanidad, donde el Estado es querellante, seguimos siéndolo y no hay ninguna posibilidad de cambiar en ese sentido.
-Usted recibió al Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus víctimas (Celtyv). ¿Qué le pidieron?
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-Primero hay que dejar en claro que como secretario de Derechos Humanos yo voy a recibir a todo aquel que pida una reunión, que sienta que sus derechos están vulnerados. Con un límite que se los planteé a ellos también: no hay posibilidad de que en nuestra mesa se dialogue en función a una negación de lo que fue el terrorismo de Estado. En el caso de esta organización, del Celtyv, ellos plantearon el dolor que sienten de que las víctimas civiles de los grupos Montoneros, ERP y otros hayan sido invisibilizados y quitados de la historia, y que ellos consideraban que tenían que tener un lugar en la educación y en la difusión. Ellos iban a pedir reuniones con distintos funcionarios y nos pedían esta articulación.
-Hay muchos militares que están detenidos que hoy tienen más de 70 u 80 años. Muchos tienen condena y otros no. ¿Hay alguna idea de cambio de estatus para esos detenidos?
-Es una decisión plenamente de la Justicia, donde el Estado no va a ejercer una presión sobre eso. Nosotros estamos porque se cumplan los juicios, que se terminen cuanto antes, pero no porque haya que terminarlos y listo, sino porque el tiempo juega en contra de las víctimas, de los acusados y de la sociedad misma, que requiere una solución. Después, el tema de la edad: yo creo que el tema de la excarcelación de la gente de más de 80 años o de más de 70 tiene que ser igualitaria para todos. Y si la Justicia lo considera para todos, habrá que aceptarlo.
-¿Usted, en lo personal, piensa que los mayores de 70 deben ir a prisión domiciliaria?
-Yo considero que sí, porque tiene que ver esto con un respeto al derecho y a la justicia. La liberación de una persona después de los 70 u 80 años es una decisión de la Justicia. Si la Justicia, en plena libertad, lo considera, hay que respetarlo.
-¿Y esta posición es suya o la comparte con el Gobierno?
-Yo creo que es del Gobierno.
-O sea que deberían acelerarse los juicios a los detenidos y, eventualmente, pasar a domiciliaria...
-Esto lo dijimos ayer en Mendoza, lo dijimos hoy en la reunión que tuvimos con la Cámara de Casación Penal, que necesitamos que los juicios se lleven adelante, concluyan cuanto antes, con el tiempo lógico y sin chicanas, pero que se termine todo esto justamente porque hay una necesidad que tiene que ver con el tiempo.
-Usted se reunió varias veces con Estela de Carlotto. ¿Hablaron de esto?
-No. De esto no hablamos. Sí hablamos -y en esto coincidimos- de que los juicios tienen que llevarse a cabo y tienen que concluirse. Estela, como muchos organismos, entienden el daño que se les produce a las víctimas al ir una vez y otra vez ir a declarar, dar su testimonio y después esperar mucho tiempo que sean citados a audiencia. Eso termina afectando muchísimo a la gente.