La decisión del gobierno argentino de reducir drásticamente, a unos 70 hombres, el contingente de soldados argentinos en Haití, generó decepción en quienes ya estaban preparándose para integrar una nueva misión, alentados por la perspectiva económica de una remuneración global cercana a los 100.000 dólares por todo el período, pagados por Naciones Unidas, pese a la poda que se aplica aquí donde es el Gobierno el que incauta ese dinero y luego lo liquida a sus beneficiarios en moneda nacional y al valor oficial.
La decisión de replegar el contingente actual fue anunciada por el ministro de Defensa, Agustín Rossi, según lo informó el miércoles (25 feb 2015) el diario La Nación a través de una nota firmada por su corresponsal en temas eclesiásticos y militares, Mariano De Vedia.
La salida al exterior, aún en el marco de la política confiscatoria oficial, es siempre una buena alternativa para quienes intentan mejorar tanto sus ingresos como su formación profesional en momentos en que las fuerzas armadas argentinas se hallan reducidas a una mínima expresión sin capacidad operativa como unidades de combate.
Por norma general el rol de las misiones de paz es eminentemente policial, con armamento limitado de autodefensa, pero igualmente da la oportunidad de adquirir experiencias en el marco de nuevas culturas en distintas latitudes del planeta y junto a otros ejércitos.
El temor es que a partir de la anunciada decisión, que en principio solo contempla dejar en Haití al hospital reubicable de la Fuerza Aérea, se opte por seguir un temperamento similar con otras misiones en preparación.