A 46 años del inicio de la dictadura militar, los argentinos hemos aprendido a valorar y cuidar la democracia y a estremecernos suficientemente frente a los aberrantes crímenes de la trágica década del 70 como para evitar su repetición. Sin embargo, si se sigue fragmentando caprichosamente la historia y las duras lecciones del pasado no son asumidas de forma integral, sino como una forma de obtener venganza antes que justicia, solo se logrará retroalimentar los odios y ganará terreno una autoritaria concepción según la cual los derechos humanos son solo para algunos.