República Argentina: 4:39:06pm

 Por Jorge Cachinero  publicado por www.eleconomista.es

La Operación Militar Especial que Rusia comenzó en el territorio de Ucrania en febrero de 2022 consistió en varias ofensivas separadas y relativamente limitadas, diseñadas para lograr una victoria rápida, incluyendo la toma de la capital, Kiev.

Rusia adaptó aquel plan inicial ante la ausencia de implosión del régimen ucraniano y el sabotaje occidental al acuerdo inicializado entre Moscú y Kiev en Estambul para solventar el enfrentamiento, aunque Rusia ya había ocupado el 20 % de Ucrania.

Moscú optó por una estrategia nueva de concentración de fuerzas con el fin de destruir a los defensores ucranianos a lo largo de la línea de un frente de 1.200 km de longitud mediante una guerra de atrición, de maniobra y de cerco.

El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia lleva más de dos años mostrando su sabiduría acumulada en el despliegue táctico mediante la creación de calderos y de ollas en las que está envolviendo a los principales puntos de resistencia ucranianos.

La misión renovada es, desde entonces, debilitar gradualmente a las Fuerzas Armadas ucranianas, a través de ataques constantes para agotar sus recursos, su personal y su equipo hasta que no puedan seguir luchando.

Esta muerte por los mil cortes o Ching Li, en chino, está empezando a mostrar la acumulación de sus efectos a lo largo de toda la línea de contacto al comienzo del mes de noviembre.

El ejército ruso ha completado su operación de limpieza y aseguramiento de sus posiciones en el sur de Vovchansk, en la frontera noreste de Ucrania con Rusia, zona de la que los ucranianos se verán obligados a retirarse pronto, fruto de la presión del cerco ruso.

Kúpiansk, al este de Ucrania, donde los grupos de asalto rusos han tomado posiciones al noreste de la ciudad, caerá en manos rusas antes de finales de noviembre y el ejército ruso sigue avanzando en el sector de la ciudad de Liman.

Las Fuerzas Armadas de Rusia han llevado los combates hasta las afueras de Konstantinovka, tercera ciudad de la última línea de defensa ucraniana en la región del Dombás, junto a Slavyansk y a Kramatorsk, cuya caída la quebraría completamente.

Más allá de la conexión entre estas tres ciudades, el terreno se abre a las estepas orientales de Ucrania, sin defensas naturales o artificiales que dificulten un avance de las fuerzas rusas, que llegarían con facilidad hasta la ribera izquierda del río Dniéper.

La conquista rusa de Pokrovsk, para los ucranianos, o de Krasnoarmeysk, para los rusos, culminó con éxito, lo que ha permitido al Ejército ruso cerrar completamente el caldero de Mirnograd, según Ucrania, o Dimitrov, según Rusia.

Una duda que queda por aclarar en esta zona de la línea de contacto es cuántos oficiales de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y cuántos soldados ucranianos han quedado atrapados dentro de esa gran olla táctica y si son cientos o miles.

¿Por qué se enviaron durante la semana última de octubre 3 helicópteros estadounidenses Blackhawks repletos de comandos especiales ucranianos al norte de Pokrovsk, que acabaron siendo destruidos todos ellos?

¿Quién quedó atrapado en ese caldero que sea tan importante como para que se preparara una operación de rescate como esa, suicida, al fin y al cabo, que acabó fracasando?

En el sur del frente, las tropas rusas tomaron Uspenovka, avanzan en torno a Gulyaipole, Alekseevka y Vishneve y controlan el delta del río Dniéper.

Mientras la Fuerza Aérea de Rusia sigue destruyendo metódicamente los puntos de congregación de las unidades militares ucranianas en el centro y en el este del país y los nudos logísticos del sistema ferroviario y de las instalaciones energéticas ucranianas.

El presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald J. Trump (DJT) le ha dado tiempo al presidente Putin para acabar con este conflicto por la vía de los hechos, que, seguramente, será el momento en que la línea de contacto entre las partes la marque el río Dniéper.

La región de Odesa fue capturada por el Imperio Ruso a los turcos y su capital, del mismo nombre, tan rusa como su creadora, la Zarina Catalina II la Grande, se entregará a la Federación de Rusia en la mesa en la que se firme la capitulación de Ucrania.

Odesa volverá a la Federación de Rusia acompañada de la región de Nikoláiev para poder proteger aquella desde el norte y el Mar Negro oriental, incluido el Mar de Azov, volverá a ser ruso, mal que le pese a ingleses y a franceses.

Asimismo, se creará una zona de seguridad en la ribera derecha del Dniéper, que no será patrullada por efectivos de ningún país de la OTAN, y las regiones de Chernigov, Sumy y Járkov, al norte, entre la frontera de Bielorrusia y el este de Ucrania, se incorporarán a Rusia.

Lo que quede del Estado de Ucrania no se adherirá a la OTAN ni a la Unión Europea (UE).

Las respuestas coordinadas del primer ministro de Hungría, Orbán, y del presidente DJT a los medios de comunicación en la Casa Blanca a comienzos de noviembre fueron bien significativas.

Zelensky, cuyo patrimonio ha superado los $1.000 millones, está discutiendo con sus controladores británicos el lugar de Occidente en el que se refugiará, a medida que se acerca el momento de su escapada de Ucrania.

$350.000 millones de ayuda financiera y militar de EE. UU. y de Europa a Kiev han dado para mucho y sería muy interesante conocer cómo ha sido el reparto de parte de dichos fondos entre los dirigentes europeos desde 2022.

Esto ayudaría a entender el empeño de convertir la UE en una OTAN bis, que aumente los presupuestos de defensa en Europa, a costa de otras necesidades de los ciudadanos europeos, con el recurso de atemorizarlos con el "que viene el lobo", perdón, "los rusos".