Cristina Fernández de Kirchner. Cada referencia al pasado que hace es una relectura siempre defectuosa, incompleta, con clara tendencia a girar hacia la justificación de la violencia y el olvido de la democracia. Cuando el pasado se vuelve auto referencial, no hay límites para el egoísmo. Y ella es esencialmente egoísta.