La documentación que salió a la luz sobre el escándalo que involucra a altos funcionarios del Gobierno y ex jefes de Gendarmería Nacional por las acciones de espionaje interno sobre las actividades de organizaciones sociales, sindicales, empresarias, rurales y de defensa de los derechos humanos, entre otras, permite comprobar también que las mujeres de los militares retirados estaban (y quizás lo siguen estando) bajo la lupa de los agentes de inteligencia de esa institución.
Así se desprende de copias foto estáticas que publica en su edición del jueves (7 mar 2013) el diario Clarín, en donde con claridad meridiana aparece la Comisión de Esposas de Militares Retirados (CEMIR) como uno de los nucleamientos prioritarios a ser monitoreados.
El affaire desnuda la endeblez de las posturas mantenidas en su momento por Anibal Fernández y Nilda Garré y por los antiguos jefes de Gendarmería con Schenone a la cabeza.
El servicio de inteligencia de Gendarmería tuvo activa labor en las últimas semanas del pasado año al identificar a sus propios camaradas durante las protestas salariales. Prolijas filmaciones de ellos y sus familiares fueron puestas en manos de los responsables de la fuerza.