Por Redacción publicado en www.escenariomundial.com
Las Islas Malvinas representan un enclave estratégico en el Atlántico Sur, no solo por su ubicación geopolítica, sino que además por los valiosos recursos naturales que allí se encuentran.
Por lo tanto, este 2 de abril de 2025, donde se cumplen 43 años del inicio del conflicto bélico entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas, es pertinente analizar los recursos económicos que sustentan a la economía isleña y su impacto en la política exterior argentina, debido a que la explotación de sus aguas y su subsuelo se han convertido en un negocio multimillonario que beneficia a potencias extranjeras, mientras la Argentina, legítima soberana del archipiélago, permanece al margen sin recibir ningún beneficio y sin aplicar sanciones efectivas a quienes depredan su patrimonio.
La pesca y el petróleo como principales fuentes de ingresos ilegítimos
En efecto, la actividad pesquera es el pilar económico de las islas, representando aproximadamente el 75% de sus ingresos anuales, qué dicho de otra manera, sin el saqueo sistemático de los recursos ictícolas argentinos, el enclave británico no tendría la estabilidad financiera que hoy ostenta.
Por otra parte, los principales objetivos de esta actividad son el calamar y la merluza negra, especies altamente demandadas en los mercados internacionales, donde España es el actor con mayor presencia, operando con 16 barcos de bandera propia y otros 27 con pabellón ilegítimo de las islas, consolidando así su control sobre un negocio que debería estar bajo la administración argentina.
De acuerdo con informes sectoriales, cada año se extraen alrededor de 250.000 toneladas de pescado en la zona, generando entre 650 y 1.000 millones de dólares. Foto: Archivo.
Sin embargo, la realidad indica que muchas veces los buques pesqueros operan más allá de las 200 millas náuticas asignadas a las islas, incursionando en la Zona Económica Exclusiva argentina sin que el Estado adopte medidas concretas para evitarlo, siendo la industria pesquera nacional, especialmente en el litoral patagónico, la que sufre las consecuencias directas de esta competencia desleal y de la inacción gubernamental.
Un mercado internacional que ignora la soberanía argentina
En particular, el principal comprador de la merluza negra es Estados Unidos, mientras que los productos extraídos por empresas españolas son enviados a Vigo y desde allí distribuidos a toda Europa. Además, a causa de acuerdos comerciales favorables, el Brexit no significó un obstáculo para los isleños, ya que España logró prorrogar la exención arancelaria por tres años, manteniendo el negocio sin costos adicionales.
Por otro lado, las sociedades mixtas entre empresas británicas en Malvinas y capitales españoles han desarrollado un esquema de extracción y procesamiento a bordo, con una logística que se apoya tanto en los puertos isleños como en Uruguay, consolidando un circuito de explotación al margen de la soberanía argentina.
Visto que todas las especies capturadas en la región ingresan por las corrientes migratorias desde la plataforma continental argentina, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar condena estas prácticas, no obstante, la falta de presión diplomática y de sanciones económicas efectivas por parte de Argentina ha permitido que la situación persista sin modificaciones sustanciales.
En cuanto a los recursos energéticos, la explotación offshore también se configura como otro de los grandes negocios de los que Argentina ha quedado excluida, donde el yacimiento petrolero Sea Lion, descubierto en 2010 en la Cuenca Norte, a 220 kilómetros de las islas, posee un potencial de producción estimado en 200.000 barriles diarios, lo que representa casi la mitad de la producción actual de Vaca Muerta.
Con relación a su desarrollo, las autoridades británicas en Malvinas han otorgado licencias de forma unilateral, sin reconocer la jurisdicción argentina, por tanto, empresas como Rockhopper Exploration, Navitas Petroleum y Chrysaor han avanzado en la explotación de un recurso que, legítimamente, pertenece a la Argentina.
Un problema de política exterior que Argentina aborda a medias
Con respecto a la cuestión diplomática, el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas sigue siendo una bandera histórica para la Argentina, sin embargo, el país continúa sin adoptar medidas contundentes para evitar la explotación ilegítima de sus recursos, debido a que la falta de sanciones a las empresas extranjeras que participan en la pesca ilegal y en la explotación petrolera, así como la ausencia de una estrategia diplomática efectiva, han facilitado que potencias extranjeras se apropien de una riqueza que no les corresponde.
Los Acuerdos de Madrid I y II, firmados en los años 90, permitieron la explotación pesquera con consentimiento argentino sin pasar por el Congreso, generando un vacío jurídico que favoreció la expansión de la pesca ilegal y debilitó la capacidad de Argentina para sancionar estas prácticas.
Por ejemplo, España, principal actor pesquero en la región, ha respaldado el reclamo argentino sobre la soberanía de Malvinas en foros internacionales, pero al mismo tiempo se beneficia del saqueo sistemático de los recursos marítimos del país.
Por lo tanto, la recuperación de la soberanía sobre las islas no solo debe ser un objetivo diplomático, sino también una política de Estado que garantice que la Argentina participe del negocio multimillonario que hoy en día solo enriquece a terceros.