República Argentina: 9:05:05pm

Carta de lectores publicado en www.laprensa.com.ar

Señor Director: El periodista Agustín de Beitia, en dos artículos publicados los días diez y once del corriente (en La Prensa), hace una precisa exposición del desempeño de la justicia federal respecto a los denominados "derechos humanos".

Como un hecho relacionado con ese fuero, expondré una pequeña anécdota personal que, tal vez, ayude a comprender una de las causas de la situación descripta. En los años noventa era yo secretario de la fiscalía de cámara federal N° 1, después de haber recorrido los pasos desde meritorio, cuando fui mencionado para ser nominado juez federal en lo contencioso administrativo. El Sr. ministro me lo anunció personalmente. Inmediatamente comenzó la espera que, como se hacía larga, me llevó a efectuar entrevistas y consultas a diversas autoridades. Entre ellas -y última- con el secretario legal y técnico de la presidencia (cuyo despacho estaba al lado del del presidente Menem). Pocos días después, me llegó la respuesta, sin firma... un mensajero absolutamente autorizado y confiable para mí, me dijo al oído: "si querés ser juez federal, tenés que ir a hablar con Corach" -a la sazón ministro del interior y conocido redactor de servilletas-, funcionario éste que nada tenía que ver con el camino institucional para los nombramientos de los jueces. Mi respuesta no fue de elegancia cortesana, pero sí contundente. En consecuencia, nunca fui nombrado juez federal. En lo personal, destaco mi agradecimiento al Dr. Barra, quien habiéndome propuesto como juez federal y rechazado en su pretensión, me nombró fiscal de instrucción (ordinario, no federal). Tal vez esta anécdota personal ayude a describir el cuadro socio-político e institucional en el que está inmersa la justicia federal, y comprender mejor sus decisiones.

ALEJANDRO MOLINA PICO

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