Editorial de La Nación publicado en www.lanacion.com.ar
En mayo último, la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia revocó el sobreseimiento de los gendarmes acusados por el inexistente delito de desaparición forzada del artesano Santiago Maldonado y ordenó por segunda vez la reapertura de la causa, al considerar que resultó prematura la resolución conclusiva del proceso. Paralelamente, apartó al juez interviniente, Gustavo Lleral.
Tras hallarse el cuerpo del joven Maldonado en el Río Chubut, pasados 77 días de su desaparición, con intervención de más de una decena de peritos –algunos refieren hasta 55–, la autopsia determinó “asfixia por sumersión coadyuvada por hipotermia”, sin evidencia de traumatismos o golpes que pudieran asociarse a una muerte intencional. Se confirmaba así que se trató de una muerte accidental por la que no correspondía responsabilizar a nadie y se descartó el delito de abandono de persona.
La hipótesis de desaparición forzada de persona había quedado descartada también para los jueces Javier M. Leal de Ibarra y Aldo Suárez de la antes referida Cámara Federal.
El desarchivado expediente se encuentra ahora en manos del juez federal de Ushuaia, Federico Calvete, el tercero en esta secuencia judicial de una tan controvertida como politizada causa.
Los procesos judiciales se desarrollan en medio de tensiones y presiones de las partes. Llegar a la verdad debe ser el cometido de la Justicia, evitando dilatar los tiempos o ceder ante quienes pretenden anteponer cuestiones ideológicas o intereses económicos por encima de la contundencia de las pruebas.
Cuando ya han transcurrido siete años de los hechos, ante la reapertura del expediente, corresponde que ninguna línea de investigación quede trunca para dar por cerrado el caso en respuesta a las demandas de todos los involucrados, si es que esto fuera posible cuando hemos visto que la sensatez no pareciera ser una virtud que acompañe al dolor de la familia Maldonado.
La Cámara persigue “un significativo avance procesal en tiempo breve (…) que ponga término del modo más rápido posible a la situación de incertidumbre y de innegable restricción que comporta el enjuiciamiento penal”.
En ese afán confiamos que no se dilate aún más el proceso. La verdad anida en los hechos comprobados, mal que les pese a los cultores del relato. Hasta aquí, quienes han querido imponer versiones conspirativas e ideologizadas han visto frustrados sus intentos: Santiago Maldonado falleció trágicamente ahogado como quedó demostrado en el informe de la autopsia.