La propuesta de los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri de hacer intervenir a las fuerzas armadas para combatir el narcotráfico ha generado un debate intenso en estos seis meses de gobierno del presidente Javier Milei.
La idea propuesta no ha sido solventada con argumentos sólidos, más bien parece ser una demostración de impotencia frente al inminente fracaso; mientras que los argumentos en contra han provenido desde la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarroel, hasta la más variada gama de expertos nacionales e internacionales. Ningún ex ministro de Defensa ni de Seguridad (Interior) se ha pronunciado a favor de esta iniciativa que tampoco es bien recibida en el seno de las fuerzas armadas. Hay indicios que las fuerzas de seguridad no están de acuerdo.
Esta idea en un gobierno libertario es inesperada para cualquier liberal, más cuando el presidente Milei enarbola las ideas de Juan Bautista Alberdi y su modelo de organización del Estado aunque él -al mismo tiempo- considere, siguiendo otra escuela filosófica liberal, al Estado como un delincuente y con ello exista en su discurso una contradicción cuando se trata este tema traído a este debate: ¿Un delincuente combatiendo a otro delincuente? Alberdi no consideró así al Estado argentino que él configuró con el orden institucional inspirado en el modelo de los EEUU. Así que en este ámbito el presidente Milei debiera aclarar si está dispuesto a destruir como un topo este orden institucional construido por el hombre al que él dice admirar.
Si la respuesta fuere que solo en el orden económico él considera al Estado como un delincuente y en el campo de la seguridad todo lo contrario, entonces por lo menos tendría que decirnos si el modelo institucional que pretende para la Argentina es el mismo que inspiró a Alberdi o si en este campo su visión se guía en un modelo completamente distinto inspirado en un pequeño país centroamericano como El Salvador.
Si la respuesta deviniera en una duda (que cualquiera tiene derecho a tenerla) entonces, si el Presidente tuviera convicciones liberales fuertes -como suponemos que realmente las tiene- debiera guiarse más por lo que Alberto Benegas Lynch (H) podría aconsejarle que por dos personajes de la política vernácula que nada tienen de liberales y que solo pretenden tener poder, traicionando sus partidos políticos.
Para entender porque hacer intervenir a las fuerzas armadas contra el narcotráfico es una deflexión al Modelo Alberdiniano, el presidente Milei debiera preguntarse: ¿Qué es el narcotráfico? Es una amenaza tipificada en el Código Penal de la Nación que impacta en el Estado argentino y en su sociedad. ¿Qué necesita esta amenaza para ser prevenida, respondida y mitigada? Aplicación de la Ley y Administración de Justicia.
¿Qué requiere estas dos acciones del Estado para ser eficaz? Un sistema de acusación para la ley penal federal en todo el territorio del país con más fiscalías y fiscales, con más tribunales y jueces y con más cámaras de apelación de 2da instancia y; juicios por jurados como Alberdi previó. Hace 171 años que incumplimos este mandato constitucional. Esto último es uno de sus mayores desafíos.
Es el modelo de los EE.UU. No el de El Salvador. Porque somos un país territorialmente extenso y con una institucionalidad republicana y federal. No uno pequeño y unitario. Ojalá Benegas Lynch(h), a quien el presidente Milei escucha, pudiera decirle que el responsable de aplicar la Ley y Administrar Justicia no es el Poder Ejecutivo de la Nación.
Que en todo caso, solo éste es un auxiliar y que para abordar el problema del narcotráfico no se necesita más auxiliares; se necesita más responsables. Tal como ocurre en los EE.UU, las fuerzas armadas argentinas no son auxiliares del Poder Judicial. No es su función ni su responsabilidad.
Si el presidente Milei comprendiera estos breves conceptos entendería claramente que el narcotráfico como figura penal no es un asunto militar. Requiere de otros instrumentos del Estado que él está obligado a potenciar. Ver el modelo de aplicación de la ley y de administración de justicia de los EE.UU. es lo aconsejable. Entender el modelo de organización del Sector Seguridad de los EE.UU. y aplicarlo aquí en una Reforma del Estado le sería mucho más útil que escuchar al presidente Nayib Bukele. Recomiendo entrevistarse con el Asesor de Seguridad Nacional, el Ministro de Justicia, el Ministro de Seguridad Interior y el Ministro de Defensa de los EE.UU. No lo harán equivocarse.