Por Ricardo Runza publicado en www.clarin.com
El Gobierno aún no ha enviado su Estrategia de Seguridad Nacional.
A seis meses de gobierno, una administración ya da señales inconfundibles de gobernanza que permiten emitir una opinión contundente sobre su política en cada sector del Estado. En los EE.UU, en este período, los gobiernos publican su Estrategia de Seguridad Nacional. El Presidente Javier Milei aún no ha presentado la suya.
El Secretario de Estrategia Nacional es el Brigadier Jorge Antelo, quien oficia como una especie de Asesor de Seguridad Nacional, tal como Jake Sullivan lo es para Joe Biden. En este tipo de publicaciones se presenta la política de seguridad nacional de un país. Los objetivos que se persigue (El Qué Hacer) y la estrategia para lograrlos (El Cómo Hacer ese Qué hacer).
Estas definiciones impactan en la dinámica de todo el Sector Seguridad del Estado y en Argentina debería hacerlo en la Agencia de Inteligencia y en los Ministerios de Seguridad, Defensa, Justicia y Relaciones Exteriores como en otros organismos relacionados con la seguridad. ¿Por qué? Porque entre otras cosas permite establecer prioridades y asignaciones de recursos para todas las políticas que le son consecuentes.
Por ejemplo, en este tipo de documento se establecería si es más prioritario gastar dinero para el control tecnológico de la frontera terrestre contra el narcotráfico o para comprar drones para el control del mar contra la pesca ilegal o para equipar e instalar fiscalías federales para aplicar la ley o para adquirir software de espionaje y establecer una red de espías por el mundo o para comprar un submarino o blindados o un avión abastecedor de combustible para tener una capacidad militar.
Técnicamente se entiende que la Política de Defensa es hija de la Política de Seguridad Nacional. Sin la madre no hay hija. Pero además la política de Defensa no es sinónimo de política militar. Está ultima es solo una parte de ella que es, a su vez, hija de la política de defensa. Cuando ésta no está la otra es huérfana.
Tampoco hay una sola política de defensa. Para la Argentina, el Estado debe definir una política individual para con Chile, con Bolivia, con Paraguay, con Brasil, con Uruguay, con el Reino Unido de Gran Bretaña y con China. Sí, con China porque en Neuquén ese país tiene por 50 años un territorio soberano en el nuestro y además una flota pesquera que depreda el océano Atlántico Sur en nuestra frontera marítima.
Todas estas políticas no tienen porque ser concordantes porque dependen de nuestro interés nacional y de cada contraparte, además de sus factores de poder. No es lo mismo el Reino Unido o China que Chile o Brasil o que Bolivia y Paraguay o Uruguay. Con cada uno de ellos hay políticas soft que deben diseñarse a fin de entrelazar intereses que permitan minimizar la posibilidad de conflicto y tensiones y también una política militar hard de defensa específicamente.
Hay países con los que solo podemos tener una política soft porque no hay ninguna posibilidad de instrumentar una política hard contra ellos y en otros países una combinación de soft y hard. En algunos más soft que hard y en otros a la inversa. Como puede apreciar el lector, estas definiciones determinan el diseño de fuerza de la defensa de cualquier país y la política de obtención de medios para esa defensa; la cual siempre debe contestar dos preguntas: ¿Para qué? Y ¿Contra quién?
Solo durante la gestión de Guido Di Tella en Cancillería y con Oscar Camilion en Defensa, Argentina pudo constituir una política de defensa con Chile empleando una estrategia multidimensional en el plano económico, financiero, de infraestructura, psicosocial y por supuesto militar.
Se conformó una política de defensa de integración, cooperación y medidas de confianza mutua en todos los planos que acabo de mencionar. Hoy existe una ausencia total de política y estrategia en todo el campo y para con todos los países mencionados que son el mínimo obligatorio a tener en cuenta. Es uno de los múltiples desafíos del Gobierno en el Sector Seguridad del Estado argentino.
Observar la política internacional puede enseñarnos mucho, en especial para aquellos quienes carecen de formación pero tienen responsabilidades. Podemos ver cómo los asuntos de seguridad internacional involucran un despliegue combinado del Asesor de Seguridad Nacional, del Secretario de Estado y del Ministro de Defensa de los EEUU. La política de defensa no es un asunto militar exclusivamente. Lamentablemente, es un paradigma que debe aprenderse en Argentina. Por eso, hoy, defensa es una política sin política.