República Argentina: 3:52:13pm

Por Gral. Br. R José Luis Figueroa * publicado en www.laprensa.com.ar

Como Presidente del Foro de Generales Retirados y en su representación deseo expresar que la reciente decisión administrativa, en la cual se da de baja y se le quitan hasta los derechos previsionales a oficiales, la mayoría veinteañeros en los 70, algunos héroes de la Gesta de Malvinas, reconocidos por los mismos ingleses, no solo afecta a quienes dieron todo por la Nación, sino que profundiza las heridas ya abiertas.

Nos causa un gran dolor y desilusión esta resolución, un gobierno que asumió con todas las expectativas sectorial favorables debe recuperar la credibilidad de esta parte de los argentinos, colocando esta problemática en agenda, definirse y darle una respuesta política acorde a sus manifiestas convicciones que compartimos.

Las consecuencias de toda guerra, más interna, requiere una solución política, como en su tiempo lo hicieron Alfonsín y Menem, colocándose por encima del enfoque parcial y especulativo que luego adoptaron los Kirchner, que hoy orienta los aspectos políticos y jurídicos del Estado en este aspecto.

Se llega al punto de expulsar del Ejército a héroes de la Guerra de Malvinas. El caso de Losito es emblemático, durante un enfrentamiento entre patrullas de comandos recibió dos disparos: uno en la pierna y otro en la cabeza, gravemente herido, continuó luchando hasta desangrarse.

Su vida fue salvada gracias a las transfusiones de sangre realizadas por los ingleses, los mismos enemigos que en el fragor de la batalla demostraron más humanidad que quienes hoy, desde los despachos, facilitan la venganza no solo por medio de la baja, sino quitarle hasta su jubilación.

Conociendo la verdad, preferir ceder a lo políticamente correcto, pareciese buscan agradar a los mismos sectores que históricamente han despreciado a las Fuerzas Armadas.

Pero hay algo que nunca podrán arrebatarles a esos combatientes de los 70: haber defendido la Nación del terrorismo, a pesar de los errores y horrores con la que se combatió, consecuencia de la nefasta conducción de la casta política que condujo el país, en aquellos años.

Esta destitución no es solo un acto administrativo; es un mensaje claro a todos los que sirvieron y sirven a la Nación: el sacrificio por la Nación será ignorado si no se ajusta al relato del momento.

La ironía es brutal: los militares de los 70, destituidos y despojados de todo, mientras Firmenich comandante de Montoneros, vive libre y asesora a la Dictadura Nicaragüense. La casta jurídica y política argentina lo hizo posible.

No se trata de reivindicar la guerra interna de los 70. Ni Montoneros/ERP debió atacar usando el terrorismo, asesinato, secuestro, tortura, ni las fuerzas estatales defender a la Nación usando la desaparición de personas. La historia debe analizarse con justicia y no con el prisma sesgado de la venganza.

La evolución del derecho de guerra demuestra que, hasta fines del siglo XIX, los intentos de regular los conflictos eran esporádicos. Fue después de la II GM con la Convención de Ginebra y la Conferencia de la Haya, cuando se establecieron normas sobre la conducta de los Estados y sus Fuerzas Armadas.

Sin embargo, no fue hasta el final de la guerra fría, con la irrupción del terrorismo como estrategia de guerra, que se firmó el Estatuto de Roma en 1998.

Este estatuto introdujo un cambio crucial: La responsabilidad penal individual por crímenes de guerra, genocidio, etc., lo acontecido con estos jóvenes combatientes, que fueron juzgados por hechos anteriores al mismo, vulnera principios jurídicos básicos, en juicios que en muchos casos se asemejan a las parodias estalinistas, con prisiones preventivas que superan los 15 años, retiro de pensiones a veteranos de Malvinas y un castigo desigual que discrimina a los mayores de 70 años.

En la situación planteada, si se hubiese actuado con un mínimo de sensatez, ante el requerimiento del fiscal y solicitado un asesoramiento jurídico se hubiese concluido que la jurisprudencia internacional, protege los derechos previsionales, incluso en situaciones como esta.

Cabe preguntarse si el celo con el que las autoridades ministeriales buscan satisfacer al fiscal, se trasladará a garantizar el debido proceso de los combatientes y a poner fin a los juicios viciados de nulidad. Porque ya es hora de abandonar el revanchismo y recuperar la cordura.

Es momento de dejar atrás la venganza disfrazada de justicia, de anteponer el bien común al interés sectorial, la historia al relato, la verdad a la ideología, el coraje a la cobardía. Solo así podremos marchar, finalmente, hacia el reencuentro de los argentinos.

Esto no se trata solo del pasado, se trata del presente y, sobre todo, del futuro. Se trata del mensaje que hoy se les da a los jóvenes oficiales, suboficiales y soldados: ¿Responderá el Estado por las órdenes que les da?

San Martín no fue grande, solo porque montaba un caballo y arengaba a sus tropas, es más, cruzó los Andes en camilla, fue grande por una conducta íntegra e irreprochable. “Fue lo que debía ser”.

La historia hará justicia. La pregunta es ¿Cuánto más deberá soportar la Argentina antes de que eso ocurra?

* Presidente del Foro de Generales Retirados.

 

 


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