República Argentina: 10:35:53pm

Por Ceferino Reato* publicado en www.perfil.com

Ocurrió en 1975, durante el gobierno de Isabel Perón. Los guerrilleros muertos fueron indemnizados como víctimas del terrorismo de Estado. Milei corrigió ahora esta situación e indemnizó también a los soldados muertos en el combate.

Parecía un domingo cualquiera, aquel 5 de octubre de 1975, hace cuarenta y nueve años, con dos temas deportivos que concentraban la atención de los argentinos: el Gran Premio de Fórmula 1 de Estados Unidos y la quinta fecha del Campeonato Nacional de fútbol; los dos empezaban a la misma hora, 4 de la tarde. En la fórmula uno, el austríaco Niki Lauda ya se había coronado campeón, pero el santafesino Carlos Reutemann podía lograr el subcampeonato por primera vez. En el fútbol local, River Plate era uno de los favoritos. El equipo del técnico Ángel Labruna recibía en el estadio Monumental a Cipolletti, de Río Negro.

Sin embargo, el título principal de los diarios del lunes no fue el Gran Premio ni la fecha del fútbol sino el ataque a un cuartel de Formosa, en la periferia del país, que provocó una conmoción nacional gracias, en parte, a los oportunos cables de la agencia estatal de noticias Telam, que el día anterior había inaugurado su corresponsalía en la capital formoseña.

Es que hubo, en total, 28 muertos. Fue el debut del Ejército Montonero, con sus uniformes color azul y sus grados, el instrumento que la guerrilla peronista había creado para dar "un salto militar" y prepararse para enfrentar el golpe de Estado del que tanto se hablaba durante el gobierno de la presidenta Isabel Perón.

Los montoneros llamaron a este ataque "Operación Primicia" y fue espectacular porque incluyó el secuestro en pleno vuelo del avión más moderno de Aerolíneas Argentinas, que fue desviado de Corrientes a Formosa, mientras otro pelotón guerrillero tomaba el aeropuerto internacional "El Pucú". En simultáneo, una columna de vehículos entraba al Regimiento de Infantería de Monte Número 29 ubicado en los suburbios de la ciudad.

En total, participaron unos setenta guerrilleros. Montoneros quería demostrar que tenía la capacidad de tomar incluso un cuartel del Ejército muy alejado de Buenos Aires. Un golpe para desmoralizar a los militares.

Pensaban que los soldados que estaban de guardia en la tórrida siesta formoseña no ofrecerían resistencia; al final, eran todos jóvenes pobres de 21 años, tan peronistas como sus padres, y ellos, los montoneros, defendían los verdaderos intereses del pueblo.

Pero, ocurrió que los "colimbas" —el servicio militar era obligatorio y duraba un año— no se rindieron y rechazaron a los atacantes luego de un combate que duró treinta minutos y provocó veinticuatro muertos, doce atacantes y doce defensores del cuartel: diez soldados conscriptos; un subteniente, también de 21 años, y un sargento primero, de 32 años.

Los guerrilleros que sobrevivieron huyeron en el avión de Aerolíneas —un Boeing 737-200, comprado en unos ocho millones de dólares— que aterrizó en un campo en Rafaela, en la provincia de Santa Fe, en una pista preparada por un pelotón de montoneros santafesinos.

Luego, cuando todo había pasado, patrullas militares salieron del cuartel y mataron a tres vecinos que no habían tenido nada que ver con el ataque.

Todas las fuerzas políticas condenaron el ataque de Montoneros, que apuntaba al corazón del gobierno constitucional de la presidenta Isabel Perón: al "monopolio de la violencia física legítima" que caracteriza a todo Estado moderno, según el economista y sociólogo alemán Max Weber.

Isabelita estaba de licencia médica en Ascochinga, Córdoba, y su cargo era ocupado en forma interina por el titular del Senado, Ítalo Luder. Aquel lunes, Luder se reunió con el ministro de Defensa, Angel Robledo, en la Casa Rosada, y decidieron impulsar tres decretos que satisfacían los reclamos de los jefes militares en la lucha contra la guerrilla.

El presidente interino convocó al mediodía a todo el gabinete y a los tres jefes militares; el general Jorge Videla había viajado a Formosa y en su lugar concurrió el jefe de su Estado Mayor, el general Roberto Viola. Luder indicó a Tomás Vottero, ministro de Defensa, que leyera los tres decretos.

—Se ponen a consideración las firmas de estos decretos para terminar con la subversión, señaló luego Luder.

Nadie dijo nada y los decretos quedaron aprobados por todo el gabinete. En resumen, esos decretos delegaban en las Fuerzas Armadas la lucha contra las guerrillas, prácticamente sin control porque el gobierno de Isabelita estaba muy deteriorado por una tormenta de violencia política, inflación, desabastecimiento y denuncias de corrupción.

Los tres decretos fueron ratificados por el Congreso el 29 de octubre.

El ataque activó también una serie de urgentes reuniones entre los jefes militares y Luder, quien rechazó desplazar a la viuda de Perón. Tanto Videla como el brigadier Héctor Fautario —que siempre se opuso al golpe— me contaron que esa frustrada negociación derivó en que Videla y el jefe de la Marina, Emilio Massera, fijaran el 24 de marzo de 1976 como la fecha del golpe de Estado que ya se venía organizando.

El Gobierno indemnizará a familiares de soldados abatidos en la "Operación Primicia" de Montoneros

Mi libro Operación Primicia, publicado en 2010, reveló que los parientes de los guerrilleros muertos habían sido indemnizados como víctimas del terrorismo de Estado con el equivalente a cien veces el sueldo más alto de la administración pública nacional, unos 220 mil dólares en promedio.

En tanto, los familiares de los soldados muertos cobraban una módica pensión y seguían tan pobres como antes.

Además, los guerrilleros muertos eran recordados como héroes y mártires en sus pueblos y ciudades, y figuraban en el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado ubicado en la Costanera porteña.

Todo eso a pesar de que habían atacado un cuartel en pleno gobierno constitucional; no durante la dictadura.

Los soldados que defendieron el cuartel y al gobierno constitucional y lograron sobrevivir solicitaron un subsidio en distintas oportunidades, pero siempre les fue negado.

Parte de esa injusticia ha sido solucionada ahora con la puesta en práctica por el gobierno de Javier Milei de un decreto firmado por Mauricio Macri en los últimos días de su mandato, en 2019, que indemniza también a los familiares de los soldados y militares muertos hace 49 años.

*Ceferino Reato es periodista, director de FORTUNA y autor de Operación Primicia.

 

 


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