República Argentina: 10:31:09pm

Por Gastón Federico Marmonti * publicado en www.laprensa.com.ar

Podríamos iniciar un relato de historia militar típico, contando que ocurrió en Junín un 6 de agosto de 1824; un lugar al noreste de Lima distante 280 km, contar que se cumple el bicentenario de esta acción, relatar quienes se enfrentaron, qué ocurrió y qué consecuencias produjo en nuestra historia…

De hecho, en breve le podría relatar detalles interesantes del combate, pero, antes quisiera pausar el relato militar y simplemente observar cuántos “Junín” pasan a diario o de vez en cuando, por nuestras vidas.

A saber: La ciudad bonaerense de Junín, que es uno de los 135 partidos de la provincia de Buenos Aires (se encuentra en el noroeste de la misma y su cabecera es la ciudad homónima); la calle porteña “Junín” que sabiamente seleccionada es paralela con Ayacucho y Riobamba (todas acciones donde participaron soldados argentinos, sucesivamente); el 2° escuadrón de Granaderos a Caballo del “General San Martín” porta el nombre de “Junín” (son los que montan caballos alazanes ruanos, marrón claro y crin dorada); también un departamento y municipio de la provincia de Mendoza y seguramente podrán encontrarse algunos pueblos y calles más, en nuestro vasto territorio.

Es evidente que esta acción ha quedado marcada en la memoria de nuestros abuelos y allá por mil ochocientos sesenta y pico, (cuarenta años después de Junín) empezaron a bautizar con este título a diversos lugares, estaciones, calles, etc.

COMBATE DE CABALLERIA

Junín es uno de los combates de caballería más violentos de la guerra por la emancipación de la corona española en Sudamérica. En esa oportunidad se enfrentaron cerca de cinco escuadrones independentistas (900 jinetes colombiano-peruanos) contra seis realistas (1300 jinetes). Dos importantes fuerzas de cobertura, una a órdenes del general argentino Mariano Necochea y otra a órdenes del coronel español Ramón Gómez Bedoya, buscaron eliminarse mutuamente de la región de Jauja.

Ambos ejércitos, a órdenes del general Simón Bolívar y del teniente general José de Canterac, se divisaron en las márgenes del lago Reyes, marchando en direcciones opuestas. El libertador del norte, incrementó el ritmo de marcha para cerrarle la retirada al franco-español y éste, se retiró a toda prisa para evitar la maniobra del general venezolano.

Bolívar destacó a Necochea para detenerlo y Canterac organizó el recibimiento de los patriotas en un sector compartimentado por el relieve, pero, que desembocaba en las pampas de Junín. Canterac eligió el mejor sector, organizó el ataque y ni bien aparecieron los escuadrones de granaderos colombianos con Necochea a la cabeza: los cargó sin más…

ESCENARIO DANTESCO

Cerca de las 17 horas chocaron a pleno galope: dragones de la Unión, dragones del Perú y húsares de Fernando VII (realistas, en su mayoría americanos) contra las lanzas de los granaderos colombianos, dos fracciones de húsares del Perú (peruanos) y el último escuadrón de granaderos a caballo de Los Andes (argentino). Tantos jinetes en direcciones opuestas, con el suelo temblando, los gritos, el polvo y el choque de decenas de caballos… Es un escenario dantesco.

Los colombianos sostienen la carga real y Necochea, grita enardecido arengando a sus escuadrones, pero el esfuerzo es demasiado… ingresan en la lucha los húsares peruanos (muchas fracciones comandadas por oficiales argentinos); el general argentino carga contra la formación española, pero es rodeado y ultimado. Todos lo ven caer envuelto en sangre.

El escuadrón de granaderos a caballo de Los Andes, a órdenes del teniente coronel Alejo Bruix se incorpora a la lucha, junto al general Guillermo Miller; pero son atropellados por los colombianos que escapan de la acuchillada realista. Todo es confusión, desorden y por momentos, pánico. La caballería patriota se retira en busca de la protección de los batallones colombiano-peruanos. Canterac, alarga el galope en persecución de “los rebeldes”…

El 1° escuadrón de húsares peruano, a órdenes del teniente coronel argentino, Manuel Isidoro Suárez que no encontró lugar en el primer ataque, ve pasar a sus camaradas espoleando sus caballos, para salvar el pellejo. Solicita órdenes y un estafeta, el mayor peruano José Andrés Rázuri, trae la orden de atacar. Suárez y su escuadrón peruano cargan solos a la caballería real, el trompa toca “a degüello” que una vez se hiciera famoso en San Lorenzo…

Bruix y los granaderos argentinos escuchan el toque y llevan la brida para atrás; ¿Quién carga con ese toque? De inmediato los granaderos a caballo se unen a los peruanos de Suárez. Y ya también el resto de los peruanos y colombianos. La victoria cambia de manos, para sorpresa y amargura de Canterac. Los realistas confundidos escapan, ahora al galope perseguido por el capitán Juan Pascual Pringles argentino y el coronel Bruix.

Miller destaca un estafeta al general Bolívar para informarle de la victoria en Junín. Anochece. El Libertador se hace presente con su Estado Mayor “…dispuso que la caballería se replegara sobre la infantería, pero previamente felicitó al Comandante Suárez por su brillante acción, decretando asimismo que el Escuadrón de Húsares del Perú, que acababa de ejercer una influencia tan decisiva sobre la suerte de la jornada, se denominara en adelante “Húsares de Junín”.

El combate ha durado apenas 45 minutos y no se ha disparado un solo tiro… Los realistas se llevaron la peor parte, contando 250 muertos y 80 prisioneros. Las bajas del Ejército Unido Libertador del Perú ascienden a 50 muertos y 90 heridos. Muchos de los heridos, fallecerán esa noche por el intenso frío…

El Regimiento de Caballería Peruano (de la Guardia) aceptó la propuesta del general Bolívar de llamarse: de Húsares de Junín, -verdaderos héroes de la jornada-, denominación que aún hoy, a 200 años de este hecho glorioso, mantiene y continúa desempeñando con prestigio profesional, orgullo y honor.

Al 7 de agosto de 1824, la moral del Ejército Unido era muy alta. Se disimularon los errores de haber separado en exceso a la caballería de la infantería; Junín resultará una gloriosa victoria, que pudo ser una importante derrota. A partir de ese momento, el ejército del general Bolívar, se movió con mayor cautela e inteligencia.

Una última curiosidad: el mayor Rázuri (peruano, natural de San Pedro de Lloc) al regresar a la posición de su escuadrón, le informó al comandante Suárez: “mi coronel, el general La Mar ordena que cargue Ud. de todos modos” por lo que éste obedeció de inmediato la orden. O sea, Rázuri modificó la orden. Se dice que al término del combate, el general La Mar ordenó que se le presente Rázuri, a quien le dijo: «debería Ud. ser fusilado; pero a Ud. se le debe la victoria».

Y una última reflexión: Coronel Suárez es una ciudad argentina del centro-sur de la Provincia de Buenos Aires, ubicada en el partido homónimo, del cual es su cabecera. El 10 de julio de 1882, el gobernador Doctor Dardo Rocha promulgó la ley de creación de los partidos de Coronel Suárez y Coronel Pringles. Por supuesto que tomó su nombre en honor al héroe de Junín. Y como acabamos de expresar, Pringles, también combatió toda la jornada del 6 de agosto de 1824, persiguiendo a los realistas hasta el anochecer de Junín…

* Coronel. Director de Asuntos Históricos del Ejército.


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