República Argentina: 1:26:39pm

Señor director:

Miguel Ángel Cárcano recordó que siendo canciller del presidente Frondizi visitó a Nehrú oficialmente en el Palacio de Nueva Delhi.

Cuando recorría el lugar, apareció la galería de los retratos, “allí estaban los primeros gobernantes hindúes, con expresión bondadosa, con sencillos trajes blancos, con turbantes o pequeños gorros. Al frente los virreyes y virreinas británicos con uniforme y condecoraciones, las capas de armiño, coronas y diademas de brillantes”.

Nuestro canciller sorprendido le dijo ¿Y estos cuadros ustedes los conservan?

¡También son la historia de mi país! Le respondió Nehrú.

El recuerdo a las víctimas del terrorismo que se hizo en la Legislatura de Buenos Aires, merece esta reflexión. Máxime cuando por distintas razones esas personas fueron olvidadas no de un resarcimiento económico, sino de un reconocimiento moral.

Evocar a esas víctimas olvidadas, no es convalidar de ningún modo los actos de violencia ejercidos por el Estado. Hemos sido testigos de los permanentes homenajes a estos últimos en ocasión de visitas oficiales por autoridades de la Nación y de la Ciudad, pero jamás se ha hecho la menor mención a los muertos por las organizaciones terroristas.

La reacción de algunos grupos, ante este homenaje, es una prueba evidente que sólo se ha enseñado y machacado con persistencia en los últimos años, sólo una parte de nuestro pasado. Bienvenido el coraje de hacerlo en un edificio público. Porque aquellas víctimas del terrorismo, “son la historia de mi país” por más que a algunos les moleste que se recuerden.

Roberto L. Elissalde

Historiador

Publicado en La Prensa


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