República Argentina: 5:11:46pm

Por Adrián Pignatelli publicado en  www.infobae.com

El comodoro estuvo al mando de un caza Mirage Dagger en 1982. Desde el fin de la guerra, dio charlas en las que contaba sus experiencias. “Volá alto”, lo despidieron sus compañeros

La mañana del 2 de abril de 1982 regresaba a la base de Tandil a bordo de un Cessna 182. Había llevado a la ciudad de Buenos Aires al jefe de la base para una reunión de la que no tenía idea de qué se trataba. Encendió la radio y le sorprendió escuchar marchas militares pero poco fue lo que pudo sintonizar por las espesas nubes que atravesaba. Al aterrizar se enteró de la noticia: se habían recuperado las Malvinas. Gustavo Enrique Aguirre Faget, teniente de 27 años, era piloto de combate y además cumplía funciones de piloto de enlace. Falleció ayer domingo, cuando hace pocos días se cumplieron 43 años del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea y el suyo propio.

En su familia paterna hubo muchos militares, todos de Ejército, hasta su papá era oficial del arma de ingenieros. Desde la adolescencia supo que quería ser piloto de la Fuerza Aérea.

En febrero de 1973 ingresó a la Escuela de Aviación de donde salió con la especialidad de piloto de caza. Luego estuvo en la base de Villa Reynolds y la guerra lo sorprendió en Tandil en el Grupo 6 de Caza de la VI Brigada Aérea, que el año pasado fue distinguida como “heroica”, por lo realizado en Malvinas. Volaba el Mirage M5 Dagger.

A mediados de 1979 habían llegado al país 39 Mirage, cuatro de ellos biplazas y el resto monoplazas. Los pilotos fueron adiestrados para pilotear estas máquinas que duplicaban la velocidad del sonido.

Ese dos de abril en la base era todo alegría, que fue cortada por el jefe, el comodoro Tomás Rodríguez –“fue un sacudón de realidad”, diría Aguirre Faget años después- quien les advirtió que se entraba en guerra con Gran Bretaña. Les pidió que en cada tiempo libre que tuvieran estudiasen las tácticas y el armamento usado por el enemigo. Uno de los que más se entusiasmó fue el teniente Héctor Volponi, gran lector de historias de combate aéreo de la segunda guerra mundial.

Con Volponi eran amigos inseparables de los tiempos del curso de piloto de caza en Mendoza. La vida quiso que minutos antes de que Volponi fuese derribado el 23 de mayo -las misiones eran simultáneas y era común que diferentes escuadrillas se cruzasen- Volponi rompió el silencio de radio para preguntar si era él. Al ser atacado por aviones Harrier, cayó en la isla Borbón. Junto a los tenientes Pedro Bean, caído el 21 de mayo y Juan Bernhardt, era un cuarteto muy unido.

La VI Brigada se distribuyó en dos bases, una en San Julián y la otra en Río Grande, los dos puntos del continente más cercanos a las islas. Con el correr de las semanas también se asentarían en Río Gallegos. En cada una de las bases hubo entre 15 y 18 pilotos, y se cumplieron entre 60 y 70 misiones, buscando hacer blanco volando a 800 kilómetros por hora.

Aguirre Faget estuvo destacado en San Julián, y los pilotos se hospedaban en la hostería municipal en cuyo frente hoy puede verse el monumento con un Dagger.

Allí se armó el escuadrón “La Marinette”, que alude a una mujer que aparece mencionada en una canción francesa romántica, mientras que en Río Grande estaban “Las Avutardas Salvajes”, porque estas aves realizaban una lenta corrida con un constante aleteo y demoraba en levantar vuelo, algo similar a lo que sentían los pilotos, que despegaban con el máximo de combustible y armamento.

El Dagger era una máquina que no podía ser reabastecida en vuelo por lo que llevaban tres tanques adicionales de combustible, cada uno con una capacidad de 1300 litros. Aún así, cuando aterrizaban al regreso de una misión era usual que lo hicieran con el indicador de combustible en rojo. El problema fue que para compensar el peso del combustible, se debió resignar armamento.

No eran aviones pensados para atacar blancos navales, y las bombas que llevaban eran efectivas si se las arrojaba a alturas considerables y no volando casi al ras del agua. Por eso, las bombas solían agujerear las cubiertas o los cascos de los buques, pero no llegaban a detonar.

El jefe de la VI Brigada era el brigadier Teodoro Waldner, quien corregía a quien pronunciaba su apellido con “w” y no con “v”, que era la forma apropiada, mientras que el comodoro Tomás Rodríguez era el jefe del Grupo 6 de Caza.

Para Aguirre Faget la guerra comenzó el 1 de mayo al mediodía. En la escuadrilla que integraba. Era el piloto de menor graduación y volaba con el indicativo “Galgo”. La comandaba el capitán Norberto Dimeglio; el segundo jefe era el Primer Teniente César Román y Aguirre Faget cerraba ese grupo. Les dieron la misión de atacar tres buques que bombardeaban los alrededores de Puerto Argentino. Como resultado, dejaron averiada a las fragatas Alacrity y Arrow y a un destructor tipo 42.

En total, participó de siete misiones. En dos de ellas, su escuadrilla debió regresar por mala meteorología y en la del 23 de mayo no encontraron blancos.

En la del 21 de mayo recordó que volaba rasante sobre la isla Gran Malvina y que, luego de pasar unos cerros, se encontró con una fragata, que luego sabría que era la Broadsword, a la que atacó con sus cañones de 30 milímetros. Ya casi encima del buque, se dio cuenta que las bombas no habían salido. Pasó por encima de la fragata esquivando sus mástiles y, en medio del fuego enemigo, realizó un viraje cerrado hacia la boca norte del Estrecho de San Carlos. Fue en ese momento que sintió un fuerte golpe debajo de su asiento. Logró estabilizar al avión y pudo llegar a San Julián, donde los mecánicos comprobaron que un disparo le había agujereado la antena, de la forma de aleta de tiburón. Esa pieza quedó colgada como amuleto en la entrada del búnker que usaban habitualmente.

EL 26 de mayo participó de un ataque a tropas en San Carlos y el 8 de junio intervino en una maniobra en Bahía Agradable, que pasó a la historia como el día más negro para la flota inglesa.

“La Marinette” tuvo un caído, el teniente Carlos Julio Castillo, derribado el 24 de mayo por un misil Seawinder al sur del Estrecho de San Carlos. Impactó en tierra sin poder eyectarse. “Las Avutardas Salvajes” tuvieron cuatro caídos, el primer teniente José Leónidas Ardiles y los tenientes Héctor Ricardo Volponi, Juan Domingo Bernhardt y Pedro Ignacio Bean.

Hay un suboficial caído, el cabo mecánico Héctor Hugo Varas, quien falleció en el ataque al Isla de los Estados, mientras transportaba material rodante para la fuerza aérea.

Además, se cuentan entre los muertos de la brigada al capitán Gustavo García Cuerva y al vicecomodoro Hugo Meisner, que venían de la VIII Brigada Aérea Mariano Moreno y fueron adscriptos a la unidad. García Cuerva fue derribado por fuego amigo el 1 de mayo y Meisner, a bordo de un C-130, por una escuadrilla de Sea Harriers.

El Teniente Gustavo Aguirre Faget, que fue condecorado con la medalla “La Nación Argentina al Valor en Combate”, podrá ser despedido hoy lunes de 12,30 a 14,30 en Moldes 769, CABA y el entierro será en el Jardín de Paz Pilar a las 15,30.

La conmoción entre sus amigos y compañeros de armas es grande. Se fue otro héroe, seguramente a reencontrarse con aquellos que quedaron haciendo guardia en Malvinas.


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