República Argentina: 8:11:57pm

Carta de lectores publicado en www.laprensa.com.ar

Señor director: Los obispos que asistieron a la 198ª reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) enviaron una emotiva carta al Papa Francisco. En ella, le expresaron su cercanía con sus intenciones y deseos, destacando especialmente "el profundo anhelo de paz; para que la Iglesia sea un pesebre y un lugar de cobijo".

Esta conmovedora misiva pone de manifiesto, al menos en teoría, que la misericordia y la caridad son los principios que mueven a la Iglesia. Sin embargo, de la prédica a la práctica hay un abismo que, por comodidad, cobardía o rencor, los obispos argentinos no han decidido cruzar.

Una muestra flagrante de ello es su indiferencia ante el pedido del P. von Wernich -87 años, con 23 años preso como víctima de juicios amañados por jueces prevaricadores, con la complicidad del estado que proporcionó a este circo una multitud de testigos falsos- de que la Iglesia argentina le brinde el cobijo necesario para pasar sus últimos años en libertad condicional.

El P. von Wernich envió una carta a todos los obispos participantes de la 198ª reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), suplicando ayuda. Nadie oyó esta súplica, nadie contestó esta carta, quizás porque, como dijimos al principio, la misericordia y la caridad son mucho más fáciles de predicar que de practicar.

Hermanos Obispos: tengan ustedes una Navidad llena de bendiciones del Señor y que el Espíritu Santo con Sus Dones los ilumine para que, en la responsabilidad que tienen con la familia cristiana que se les ha encomendado como padres y pastores se despierten, en sus diócesis “...los valores grandes del Evangelio” para “...renacer en la matriz de las bienaventuranzas” y viviendo “… el anhelo profundo de la paz…”.

Es el deseo de este anciano hermano sacerdote que, con sus 87 años, vive fuera del “cobijo del pesebre, ese lugar al que se vuelve siempre como a la casa materna, a la que uno va a reponerse...allí aprenderemos de a poquito, como los niños, a ser más buenos, más hermanos, más sencillos...” porque lleva 21 años preso en la soledad de una cárcel.

Unidos en la oración, con la esperanza de regresar, en el 2025, al “cobijo del pesebre” y por la “Misericordia del Año Santo con los presos”, solicitando sus bendiciones.

JOSE LUIS MILIA

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