República Argentina: 7:37:03pm

Por Eduardo Kovalivker publicado en www.infobae.com

El General, que pregonó con el ejemplo, obligó a sus hombres a aprender y cumplir un código de comportamiento en donde se entrelazaban la ética, la moral y el sacrificio

Siempre me habían impresionado la perseverancia y la valentía del general San Martín y me preguntaba quiénes fueron aquellos que lo acompañaron en tamaña aventura.

Y fue así como me reencontré con nombres de calles que había visto miles de veces y que surgían también de los nublados recuerdos de la escuela secundaria. Eran, de jóvenes, oficiales que fueron protagonistas de hazañas increíbles comandando a soldados humildes y valientes. Negros, indios, mulatos, mestizos y criollos que regaron con su sangre el árbol de la libertad de medio continente.

Entre todos ellos se destacaban los Granaderos, “aquellos guerreros que fueron centauros”, como dijo Rubén Darío en La marcha triunfal. El regimiento creado por el Guazú San Martín, “la niña de sus ojos”.

¿Y por qué fue que los Granaderos se abroquelaron detrás de su jefe?

Es muy fácil la respuesta. Es tan viejo como el mundo, porque San Martín pregonó con el ejemplo, él los había obligado a aprender y cumplir un código de comportamiento en donde se entrelazaban la ética, la moral y el sacrificio.

Pero un código de comportamiento no es suficiente para seguir a un jefe. Un jefe debe dar el ejemplo y el General se los dio en el primer combate, en San Lorenzo.

No mandó a sus granaderos al frente cuando el clarín llamó a la carga. Fue él quien se puso al frente de sus hombres y recibió la primera fusilada de los españoles. Él cayó y quedó atrapado por su caballo herido de muerte, no podía levantarse, pero levantó hasta el cielo el coraje de sus hombres que en pocos minutos lo salvaron y barrieron con el enemigo.

Ese ejemplo de ir delante de sus hombres quedó marcado a fuego en la frente de los jóvenes oficiales del regimiento y así lo demostraron en cientos de combates en las tierras de Chile, Perú, Ecuador y también en aquéllas provincias hermanas Potosí, Cochabamba, Chuquisaca, Santa Cruz… que un día entregamos, y aún no se por qué.

De los más de mil granaderos que integraron todos los regimientos, volvieron 120; y de los primeros hombres que se formaron en el cuartel de la Recoleta, solo volvieron 7 a sus pagos.

¡Que vivan por siempre el General San Martín, sus Granaderos y la pasión con que lucharon por nuestra querida Patria!


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