República Argentina: 3:03:46pm

Por José Luis Figueroa * publicado en www.laprensa.com.ar

En nombre propio y del Foro de Generales Retirados apreciamos necesario expresar la opinión sobre un tema de actualidad que afecta a nuestros camaradas detenidos.

Recientemente un grupo de Diputados Nacionales visitó unos detenidos por su desempeño durante la guerra contra el terrorismo en los años 70, un acto humano de acompañar y ocuparse de quienes solo tienen esperanza en Dios. Sin embargo, la actitud de discriminar y despreciar al sacerdote que, más allá del análisis terreno de conveniencia y oportunidad, generó actos caritativos con los presos y las manifestaciones de las autoridades de la Conferencia Episcopal, sorprende y demuelen los puentes que se tratan tender para superar la tragedia de los 70 y avanzar hacia un destino de Nación que nos encuentren mancomunados en el desarrollo de un destino virtuoso y próspero.

Otro tipo de interpretación sobre lo sucedido puede responder a un pensamiento que podría reputarse lógico, pero que, en el tema que nos ocupa, importa un prejuzgamiento desde una óptica política e ideologizada acerca de las intenciones de los involucrados.

La ideología supone siempre poner la verdad al servicio de la idea y, cuando la idea vale más que la verdad, se está en un grave problema. Así parece hacerlo el general Balza, -implicado en el caso de contrabando de armas del Ejército a la ex Yugoslavia-, quien aceptara el cargo político de embajador durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Parece haber perdido la objetividad del análisis, alineando su discurso con el relato oficial de entonces y sacando de contexto la realidad de la guerra sucedida.

Sus subordinados de ayer condenamos la postura de quien fuera un alto oficial durante el proceso militar y, posteriormente, una suerte de fiscal condenatorio de los mismos generales a los que sirvió sin queja conocida.

Por otro lado es menos entendible que un cristiano, menos aún una autoridad eclesial, pueda juzgar una visita a condenados de por vida en un penal, como una convalidación de los delitos o validación a los mismos, nada más contrario al Evangelio, ni más perturbador para las almas de los propios presos, sus familias y amigos, no es imaginable que el Papa Francisco convalide la violación por visitar cárceles, ni San Juan Pablo II convalide el terrorismo por visitar a Ali Agca, su victimario en el famoso atentado.

Muy lejos se está de las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo en el pasaje del “Juicio Final” de los Santos Evangelios, cuando separa para su ingreso al Reino de Dios a quienes llama “Benditos de mi Padre…porque estuve encarcelado y fueron a verme”, ya que “Cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 31-46).

FANTASMAS DEL PASADO

No tiene sentido seguir peleando con los fantasmas del pasado, liberemos a los jóvenes de esos lastres, dejemos los relatos condicionados sobre la guerra contra el terrorismo, ni el terrorismo es el camino para alcanzar el poder, ni la desaparición de personas el método para reprimirlo, dejemos de buscar las culpas en el otro y asumamos las propias, para que juntos aprendamos las lecciones de esa historia lacerante.

Nos alegramos cuando el episcopado a través de la UCA presentó la obra “La verdad nos hará libre”, creíamos ver allí un punto de partida para el reencuentro entre argentinos, con espíritu fraterno lo estudiamos para contribuir a su finalidad. Sin embargo nos llamó la atención que, en esa ardua labor de historiadores y teólogos, quienes durante 5 años trabajaron en la misma, entrevistando a mas de 2000 protagonistas se excluyó a los militares y solo se consideró a una sola orilla.

Sin pesar esto un equipo de este foro, constituido por generales, que por un tema de cronología no participó de los hechos del 70, acercamos unas ideas con el espíritu de aportar a la búsqueda de la verdad, solicitando se les haga conocer a la totalidad de los Obispos. Transcurrido el tiempo no recibimos respuesta y constatamos que no se lo difundió entre los pastores, aquí lo agregamos para su conocimiento y ahora para la opinión pública toda (ver aparte).

Al Santo Padre se lo llama Sumo Pontífice, y Sumo porque no es el único, cada pastor debería ser un constructor de puentes, vemos los esfuerzos del Papa por crear un ambiente de encuentro fortaleciendo las orillas, reunirse y alentar a los familiares de uno y otro lado, exponiéndose a las críticas de ambos, sin embargo las autoridades de la CEA solo resaltan una parte y desprecian a la otra, en vez de ser puente de unión, se han convertido en un muelle que solo reciben las barcas de un solo lado y en algunos casos convalidando relatos que hoy los datos derrumban y confundiendo sobre los esfuerzos que realiza el Papa Francisco.

El Foro de Generales Retirados constituidos por miembros de más de 40 promociones de oficiales, muchos de ellos héroes de guerra, como parte integrante de la Iglesia, que reconoce sus errores, pedimos, suplicamos que acompañen al Santo Padre y a nuestro Obispo Castrense y tiendan puentes para que cada una de las partes, a partir de la reflexión de sus propios errores, asuma sin atenuantes sus responsabilidades, empezando por el propio clero que desde el púlpito y los confesionarios alentaban a unos y otros a la lucha armada, la dirigencia, particularmente la política que pretendieron solucionar en aquella época sus internas por medio de la violencia y en esta saldar sus culpas condenando a nuestros camaradas y a la justicia que violó los principios jurídicos básico de toda república.

VULGARIDAD UNIVERSAL

Es momento de abandonar la vulgaridad universal de condenar “al soldado” de las culpas de la violencia de los conflictos y recordar la relación condicionante entre Religión, cultura, política y acción y terminar con la persecución a quienes en aquellos años eran jóvenes oficiales y suboficiales que cumplían su juramento a la bandera, de acuerdo a la metodología establecida por gobiernos constitucionales y mantenida por los de facto.

Tomemos el ejemplo del Siervo de Dios el Cnl. Argentino Del Valle Larrabure, que desde aquella prisión inhumana y torturado describió el odio que irradiaban sus jóvenes captores, pero pudo superar su circunstancia y consciente de su fatal destino se elevó pidiéndonos “no odiar y perdonar así ocurra lo peor” y “al pueblo argentino dirigentes y dirigidos para que la sangre (de todos) inútilmente derramada los conmueva a la reflexión , para dilucidar y determinar con claridad que somos capaces de modelar nuestro destino….”. Queremos ser Nación… ¿Queremos?

* Grl Br (R) Presidente del Foro de Generales Retirados.

 

 


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