República Argentina: 9:22:38am

Hace 50 y 35 años respectivamente, el terrorismo atacaba a la República violando la democracia.

El 19 de enero de 1974, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), y el 23 de enero de 1989, el Movimiento “Todos por la Patria” atacaban a la Patria, una Argentina presidida por Juan Domingo Perón (en su tercer mandato, y con el 62 %), y a Raúl Alfonsín, considerado por muchos el padre de la democracia moderna.

En el primero se atacaron dos unidades militares juntas, en Azul un sábado por la noche, en 1989 dos unidades militares un lunes de madrugada. Ambos ataque duraron muchas horas, y produjeron víctimas civiles y militares.

¿Qué elementos tienen en común ambos ataques, a pesar de los 15 años de diferencia que los separan?

1.- Que los dos fueron atentados en una democracia plena y sin ningún tipo de proscripciones.

2.- Que ambos ataques terroristas fueron realizados contra gobiernos de indiscutibles líderes políticos, probablemente los más influyentes de finales del S. XX y el S. XXI.

3.- Que los dos fueron rechazados unánimemente por la población en general.

4.- Que produjeron consecuencias políticas muy importantes y graves a los largo del tiempo.

5.- Las respuestas de los presidentes de la Nación fueron contundentes y en los elementos comunes, convocaron a todos los argentinos a defender a la Nación.

6.- Que estos ataques tuvieron lejanía en el tiempo con la dictadura de 1976, con bastante diferencia entre ambos ataques, y que los militares no tuvieron nada que ver con sus causas, a pesar de las mentiritas de juguete invocadas en los dos casos.

7.- Que los atacantes eran guerrilleros-terroristas (actuaban para sembrar el terror), lo que en el derecho penal militar se denomina “combatientes”, esto es un sector de la población civil que se organizó y tomó las armas para disputarle el poder al gobierno establecido, y deben ser juzgados como “combatientes”, no como “civiles”.

8. En ambos casos los terroristas recibieron apoyo del Estado previo al ataque.

9.- Que los atacantes rápidamente se transformaron en “víctimas” de persecución  política.

10.- Que ninguno de los atacantes a los soldados y armas de la Nación cumplieron sus penas completamente, los de Azul paradójicamente liberados por Alfonsín para ser atacado por parte de alguno de los mismos que eximió de cumplir las penas dadas por la justicia.

11.- Que ambos fueron dirigidos por Enrique Gorriarán Merlo, a pesar de tratarse de períodos completamente distintos en materia política, y con partidos políticos contrarios gobernando.

12.- Que los dos se produjeron en forma claramente sorpresiva, y en ambos mataron civiles (los policías son civiles, y un soldado conscripto con una escoba en la mano también lo es). Se atacaron dos unidades juntas, objetivos militares muy importantes.

13.- Que se produjeron en épocas de muy poca dotación militar y en momentos del fin de semana, con poco más que las guardias para resistir el ataque.

Hay muchas más similitudes, pero nos detuvimos en estas.

Hay otras “similitudes”, relacionadas con el “aprovechamiento político” de cada uno de estos ataques terroristas, y cuyo resultado se advierte en la prensa de cada época, y es que pasados unos días, unas semanas, unos meses, la población en general, por la acción u omisión de demasiados periodistas, “olvidó” los alcances y la gravedad de estos hechos de terror.

Alfonsín dijo en cadena nacional: “Ahora la democracia ha enfrentado la demencia y la acción sanguinaria de quienes recurren a la violencia como método de acción política cuando ese proceder elitista, absurdo y atroz ha sido rechazado por todos los argentinos.”

Perón expreso en su carta a la Guarnición de Azul: “Quiero asimismo hacerles presente que esta lucha en que estamos empeñados es larga y requiere en consecuencia, una estrategia sin tiempo. El objetivo perseguido por estos grupos minoritarios, es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión integral. Por ello, sepan ustedes que en esta lucha no están solos, sino que es todo el pueblo el que está empeñado en exterminar este mal y será el accionar de todos el que impedirá que ocurran más agresiones y secuestros. La estrategia integral que conducimos desde el Gobierno, nos lleva a actuar profundamente sobre las causas de la violencia y la subversión quedando la lucha contra los efectos, a cargo de toda la población, las fuerzas Policiales y de Seguridad, y si es necesario de las Fuerzas Armadas. Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución de paz y el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la República.”

En ningún caso las víctimas del terrorismo fueron auxiliadas por el Estado, más que con las pensiones habituales para quien es asesinado en un hecho tan horroroso, que si hubiesen muerto en actos de servicio, porque lo aplastó una maquina peligrosa.

El Estado Nacional, que permitió esas muertes por negligencia o incapacidad, nada hizo para reparar a sus familias, a sus deudos, ni reivindicar sus historias y su heroicidad.

Como si hubiera oído llover, y en otros momentos paso casi lo mismo.

Es que el Cuarto Poder  -los periodistas-  ya sea por amarillismo, para obtener mayor rating, o peor aún por malévola voluntad, ocultan los detalles definitorios de estos ataques a la Nación Argentina, y hasta la “inocente” Wikipedia disimula graves detalles, y bibliografía fundamental para entender bien estos ataques políticos a todos los argentinos.

¿Por qué?  ¿Síndrome de Estocolmo?

Sería posible para las víctimas en particular, o algunas de ellas; pero no para un Estado con organismos de Inteligencia, y todo un gobierno que debe velar no sólo por su historia verdadera, sino por su bienestar actual, o Bien Común en su acepción clásica.

Ocurren dos hechos o circunstancias distintos en cada uno de los dos ataques, en esta materia. Para Azul, la existencia de la URSS y todos los países de influencia soviética, y del aparato más importante de propaganda de la historia de  la humanidad hasta los 90. Para La Tablada -aunque fue en 1989-  la reciente creación del Foro de Sao Paulo fundado en 1987 para continuar el neomarxismo sin el apoyo de la Unión Soviética, y la nostalgia de las armas que todavía seducían a G. Merlo, a Provenzano, a Felicetti, a Baños, y a varios otros líderes de aquel terrorismo, a punto tal que se siguen -en 2024- jactando de haber intervenido en el atentado terrorista que dio muerte a Somoza en Paraguay.

Otro elemento para no soslayar es la creación casi simultánea con La Tablada del diario Pagina 12 (1987), desde el que se azuzó a buena parte de sus lectores y de los medios, a creer en una fantasía absurda, como era la del “golpe de los 3 turcos” (Menem, Seineldin y Lorenzo Miguel) que se repitió hasta el hartazgo para “justificar” el ataque terrorista.

Y la herencia en el Gobierno de Alfonsín de varios ex ERP, que ayudaron enormemente a muchos terroristas a defenderse, tal como lo demuestran los dos libros centrales que conviene leer sobre ese ataque demencial: La Guerrilla de papel, del Senador Nacional Horacio Félix Bravo Herrera, y Los secretos de La Tablada, del Prof.  Sebastián Miranda.

Estos elementos, resumidamente, son los que nos llevaron a “olvidarnos” de estos ataques a la Argentina, casi, tan o más importantes que la Batalla de San Lorenzo.

¿Qué nos queda a los argentinos hacer con estas bolsas de porquería aloja-das en nuestras mochilas, no tanto de la historia reciente, como de la actual política? No lo podemos resolver nosotros en este trabajo, y lo analizaremos más adelante, si Dios quiere.

Por José María Sacheri

Publicado en www.laprensa.com.ar


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