El colosal proceso de latrocinio instaurado en la administración Kirchner a través de la obra pública y otros negociados no es menor en significancia al millonario negocio que montaron tras las indemnizaciones a las víctimas de los hechos ocurridos en los 70.
Hasta el día de hoy se siguen presentando supuestas víctimas que inexplicablemente guardaron silencio durante medio siglo y pasan sin cuestionamiento alguno a cobrar su millonaria indemnización. En estos casos, al perjuicio millonario a las arcas del Estado se le suma uno concreto, consistente en la imputación y condena a una persona inocente por un hecho inventado. No importa, se trata de las más bajas jerarquías militares, policiales y del servicio penitenciario de entonces, por los que nadie se interesa, parias de la democracia para los que no hay derechos ni garantías, olvidados hasta por los mandos de las instituciones a las que sirvieron. Vergüenza para la Justicia argentina y toda su sociedad.
Ricardo Saint Jean
DNI 10.924.885
Publicado en La Nación