El gobierno del presidente José Mujica accedió a que barcos que operan en Malvinas ingresen al puerto de Montevideo, pero necesariamente deberán enarbolar la bandera británica y no la del archipiélago, según lo informó este lunes el diario El País.
MONTEVIDEO (Texto cortesía diario El País) - En el 30 aniversario de la guerra del Malvinas, Uruguay es el primer terreno en que Argentina y Gran Bretaña dan su lucha por la soberanía de esas islas. Uruguay e Inglaterra aceptan que barcos con bandera de Malvinas usen pabellón británico.
Uruguay, el país más pequeño en la región y por su cercanía relevante para el comercio y aprovisionamiento por mar de las Malvinas, es donde cruzan sus primeras espadas los gobiernos de Cristina Fernández y David Cameron por la soberanía de Malvinas, en el 30° aniversario de la guerra.
Ambos gobiernos jugaron sus cartas, primero el argentino presionando para que Uruguay prohíba el arribo de barcos con bandera de Malvinas (y luego para que lo hagan todos los miembros del Mercosur, como se resolvió en la Cumbre de diciembre en Montevideo), y luego el británico buscando que la medida no aísle a esas islas.
En medio de esa disputa, y manteniendo la postura uruguaya de apoyo a la soberanía argentina de Malvinas, el gobierno intenta no afrontar pérdidas millonarias en el sector pesquero y de servicios, que además lo dejen mal parado ante Inglaterra y España.
Con su decisión de prohibir el atraco de buques con banderas de Falklands, José Mujica hizo de punta de lanza de la estrategia del gobierno argentino, para instalar en la agenda internacional su reclamo de soberanía sobre las Malvinas.
Lo resuelto ocasionó preocupación y malestar entre los empresarios vinculados a la pesca, puesto que varios barcos -fundamentalmente de capitales españoles- usan bandera de Malvinas para pescar en esa zona y dejarían de atracar en Uruguay debido a esto.
Además, se generó un diferendo diplomático con Gran Bretaña, que incluyó un contacto telefónico entre los cancilleres de ambos países, William Hague y Luis Almagro, en que este último defendió la decisión tomada pero hizo hincapié en que los barcos con bandera británica pueden usar los puertos uruguayos.
Tras la conversación telefónica quedó implícito -y fuentes diplomáticas británicas y uruguayas así lo ratificaron a El País- que los barcos que usen pabellón de Malvinas podrán cambiarlo por el de Gran Bretaña (su bandera madre), con el que podrán atracar en puertos de Uruguay.
Entre buena parte de los empresarios del sector hay confianza que de esta manera se supere la situación y puedan seguir recalando en Montevideo pesqueros españoles, aunque coinciden en que aún es demasiado pronto para saberlo.
La inquietud de los empresarios fue informada al gobierno español, que la trasladó a las autoridades uruguayas y aguarda una solución que no afecte sus interés en la región.
Con el paso de los meses se conocerá si los gobiernos de Uruguay y Gran Bretaña se avienen a esto y, de ser así, qué actitud asumirá el gobierno de Cristina Fernández.
AISLAMIENTO. Consultado por El País, el analista argentino Rosendo Fraga, Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría, dijo que en su país, "la doctrina militar dominante hace de la posesión de los recursos naturales la amenaza más relevante; en este marco se ubica el conflicto Malvinas, como lo han dicho públicamente tanto la presidenta como el Ministro de Defensa".
"A medida que se acerca el 30 aniversario de la guerra, la política argentina ha ido escalando, buscando aislar política y físicamente a la presencia británica en las islas y a su vez el gobierno conservador británico, se muestra firme, escalando también su política a medida que se acerca el aniversario", concluyó.
En declaraciones a la BBC, el primer ministro británico, David Cameron, descartó una negociación con Argentina respecto a la soberanía de Malvinas, afirmó que en su país deben estar "permanentemente vigilantes" de estas islas y tener "fuertes relaciones" con los países latinoamericanos.
En febrero, el príncipe británico Guillermo viajará a realizar entrenamientos como piloto de helicóptero de rescate en Malvinas, lo que se prevé tensará aún más relación de Inglaterra con Argentina.
ARMONIZAR. Didier Opertti, canciller del segundo gobierno de Julio María Sanguinetti, dijo que se debe "armonizar el principio de solidaridad" con Argentina sobre Malvinas con normas del ámbito internacional, "como el derecho de cada país a recibir en sus puertos los buques de bandera extranjera o propios que necesitan servicios".
Señaló que "la nominación Malvinas produce cierta urticaria, porque es un territorio en disputa según Naciones Unidas" y "se hace difícil para un país vecino, tener una posición diferente a la que se viene adoptando, de reclamar que ese pabellón Malvinas no se ice cuando viene a Uruguay".
"Hay que actuar con realismo y negociar en términos tales que el Reino Unido decline el uso de pabellón secundario en puertos de nuestro país. Creo que eso nos aliviaría el tema y es la vía diplomática más adecuada", opinó Opertti.
El senador nacionalista y excanciller Sergio Abreu, consideró que el gobierno "está exagerando" en este tema. Dijo que se debe "acompañar a Argentina" en su reclamo de soberanía, "pero siempre dentro del Derecho Internacional, sin limitaciones a nuestra soberanía comercial e interpretación ambigua al registro de banderas, como en este caso".
Rosendo Fraga: "La política argentina busca aislar la presencia británica en Malvinas".
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