La exclusión masiva de atletas rusos bajo supuestos cargos de dopaje en los juegos olímpicos de Brasil, desnudó, a juicio de analistas internacionales, hasta dónde ha llegado la presión de Estados Unidos en el marco de la permanente competencia que mantiene con Moscú, básicamente en el plano militar y en la carrera como proveedores mundiales de armamentos.
Un informe al respecto expresa:
Los EE.UU y Rusia siempre han sido competidores. Los estadounidenses no necesitan tener como amigos a los rusos y menos que estos estén fortalecidos. Washington trata de defender su dominación casi en todas las esferas y no puede permitir que Moscú se fortalezca. Por lo tanto, en varios ámbitos, hay un enfrentamiento entre esos dos países.
Los mayores vendedores de armas en el mundo son los EE.UU. y Rusia. Washington tiene una tercera parte del total de la exportación mundial de armamentos. Los EE.UU han vendido armamentos por 30 mil millones de dólares a todo Medio Oriente. Este año, los mejores clientes de los EE.UU. en la compra de armamentos fueron Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Omán, Qatar y Kuwait, que forman el Consejo de Colaboración del Golfo. Uno de los miembros, Arabia Saudita, fue el país que importó más material de defensa, con una compra de más de 21 mil millones de dólares. Aparte de esos países, Irak, Israel y el Líbano también recibieron armamento y municiones desde los EE.UU.
Un análisis de los resultados en 2015 confirmó que Rusia ocupa el segundo lugar en el mercado de armamentos global después de haber comercializado la venta de armas por más de 14,5 mil millones de dólares. Ahora la cartera de pedidos para comprar armamento a Rusia logró el pico máximo desde el año 1992 que es de 56 mil millones de dólares.
Las sanciones afectan levemente el volumen exportado porque Rusia no comercializa armas con la Unión Europea y los Estado Unidos que son quienes adoptaron esta medida. La mayor parte de las ventas está destinado a los países de Asia (alrededor del 60%) y para África (alrededor del 30%). En tanto, la actividad comercial con América Latina no excede el 5% del volumen total, pero con este continente existen muy buenas perspectivas que se acreciente este porcentual.
Después de cuatro año de las sanciones el volumen de entrega se hizo una vez y media más. Esta situación “no cayó bien” en Washington.
Tras la reincorporación de Crimea a Rusia y la crisis en el Este de Ucrania, la OTAN y los EE.UU. suspendieron toda cooperación civil y militar con Moscú aunque al mismo tiempo mantuvieron algunos canales de diálogo político y la comunicación militar, incluido el Consejo OTAN-Rusia, que es un foro de consultas establecido en 2002. Moscú confía en que los EE.UU. renunciará a la política de confrontación y aunará sus esfuerzos con Rusia para resguardar la seguridad global y regional. Mientras, Washington sigue incrementando su potencial militar y mantiene el rumbo a la “contención” de Rusia.
“Como era previsible, el infierno de la Guerra Fría 2.0 se desató de nuevo”, sostuvo el periodista y analista político brasileño Pepe Escobar. En su artículo titulado “Cuidado con sus deseos: Rusia esta preparada para una guerra” hace eco de los últimos acontecimientos del panorama internacional. A su modo de ver, aparte de buscar más financiación, el Pentágono quiere “elevar la apuesta hasta tal grado que Moscú dé marcha atrás” . Escobar opina que la instalación del Sistema Antiaéreo Naval Aegis Ashore en Rumania, que según la OTAN es un medio de protección contra la “amenaza” de misiles balísticos de Irán, y los planes de desplegarlo en Polonia en 2018, en realidad no tiene carácter defensivo. No es de sorprender que el Presidente ruso Vladimir Putin tuviera que aclarar que Rusia respondería de manera adecuada a cualquier amenaza para su seguridad.
Según Escobar, los EE.UU. quieren “atrapar a Rusia en guerras subsidiarias” (conocidas como “proxy” en inglés) y asfixiar al país hasta la muerte paralizando sus ingresos por la venta de petróleo y gas natural. El analista precisa que Rusia no quiere ni necesita guerra (para la cual está preparada mucho mejor que ola OTAN), pero los discursos sobre la denominada “agresión rusa” nunca paran. Rusia está a alrededor de cuatro generaciones por delante que los Estados Unidos en el desarrollo de misiles hipersónicos, en particular por los sistemas de defensa antiaérea S-300, S400 y S-500, destaca Escobar, quien supone que los militares estadounidenses tardarán al menos 10 años para desarrollar un sistema de armas de nueva generación.
Nueva etapa de enfrentamientos con sospechosas herramientas
El escándalo del dopaje con los atletas rusos en los Juegos Olímpicos de 2016. Es un verdadero cambio en el juego. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) informó que el organismo votó en forma unánime a favor de mantener la suspensión de los Atletas rusos. Al mismo tiempo, ha precisado que los atletas rusos individuales que demuestren que no se doparon podrán solicitar la participación en Rio 2016 pero como atletas “neutrales” y no bajo bandera rusa. La votación del Consejo de la IAAF ha creado una situación sin precedentes. Entonces Rusia reaccionó ante la decisión asegurando que el presidente de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por su sigla en inglés) abusó de su autoridad al recomendar a la IAAF que no permitiera la participación de los atletas rusos en las Olimpíadas. Se está queriendo dar a Rusia una especie de castigo ejemplar. Es una de las federaciones más importantes del mundo, con una de las delegaciones más numerosas. Se espera como siempre que Rusia esté en la parte más alta de las calificaciones y sus atletas reciban la mayor cantidad de medallas.
La no admisión de atletas rusos en los Juegos Olímpicos puede tener un “impacto negativo en el sistema de valores olímpicos”. En este contexto el presidente Vladimir Putin señaló que los intentos de politizar el deporte constituyen un error y añadió que la suspensión de los deportistas rusos en Rio de Janeiro 2016 desprestigia el deporte y merma la calidad de las medallas. Es obvio que la ausencia de los deportistas rusos, líderes en muchas modalidades, redujo considerablemente la tensión de la lucha, lo que afecto la espectacularidad de determinadas competencias.
En relación a la suspensión de la participación de los atletas rusos en los Juegos Olímpicos de 2016 en Brasil, muchos periodistas deportivos opinan que la decisión está dirigida a un país y no tiene nada que ver con los atletas, porque si tuviera que ver con los deportistas serían sancionados los individuos que han dado positivo en las pruebas de dopaje. Por lo tanto eso es una peligrosa reincidencia a la intromisión de la política en el deporte. La manera en cómo se realiza ha cambiado, pero el sentido es el mismo: hacer del deporte un instrumento de presión geopolítica y crear una imagen negativa de algunos pueblos y países.
A pesar de que el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Thomas Bach ha manifestado que los deportistas rusos “limpios” de dopaje participarán en Río 2016 bajo bandera rusa, el propio escándalo del dopaje no habría cobrado tanta fuerza si el asunto se refiriera a los deportistas de otros países. La situación se califica como un intento de revisar las ideas del fundador del COI, Pierre de Coubertin. La situación rebasa el marco legal y el sentido común.
Puede ser que algunos países tengan que comprender que a todo el mundo le interesa que haya un sistema de cooperación que pueda construirse únicamente sobre una base de reciprocidad y respeto a los interés nacionales, con una seguridad igual e indivisible para todos.