República Argentina: 4:11:44pm

Estimados camaradas, escribimos esta carta pues estamos todos navegando en este mismo barco que es nuestra amada República Argentina, que sigue el mismo rumbo zigzagueante respecto a los uniformados procesados, condenados y detenidos por cumplir órdenes de los Poderes Ejecutivos de turno, civiles o militares; pues las ordenes se cumplen obedeciendo a quien está  al frente del Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas, sean estas militares, de seguridad o policiales, pues la obligación de la defensa y seguridad de su integridad territorial y sus habitantes, las tienen las instituciones  armadas por el Estado a esos efectos y en cumplimiento de la Constitución Nacional de 1853 y sus reformas de 1860, 1866, 1898, 1949,1957 y 1994.

El Estado nunca puede estar acéfalo, siempre hay alguien al frente para ordenar y administrar el orden público y la impartición de Justicia a través de un Poder judicial que siempre tiene a una Corte Suprema de Justicia al frente de los demás tribunales inferiores.

La guerra revolucionaria castro-comunista se inicia en Argentina en 1963/64 durante el Gobierno Constitucional del Presidente Dr. Arturo Illia en (Oran-Salta) con Jorge Ricardo Masetti como Cte 2do, pues el Cte 1ro era el propio Che Guevara que llegaría luego de consolidada la primera parte de la operación planeada, que nunca se consiguió, pues la operación es abortada por tropas de Gendarmería, con varios muertos y 14 detenidos que son juzgados y condenados. Entre muertos esta un gendarme, el Cabo Juan Adolfo Romero que falleció en un enfrentamiento a orillas del rio Las Piedras, primer héroe de esta larga lucha.

Lucha que sigue a partir de 1973 contra el Gobierno Constitucional del Grl Juan D. Perón, cuando este los hecha de Plaza de Mayo y luego su sucesora María Estela Martínez de Perón. Las ordenes claras e inequívocas del Presidente Perón es combatir de igual a igual los ataques arteros a nuestras instituciones, cuarteles, comisarías, etc., asesinando, secuestrando y torturando a uniformados, funcionarios del Poder Ejecutivo y Judicial, políticos, diplomáticos, empresarios extranjeros y cientos de civiles que caen bajo las balas o atentados terroristas con bombas accionadas indiscriminadamente; hasta las familias eran blancos como las hijas de Lambruschini y Viola y otras tantas que quedaron destruidas por muertes de seres queridos.

Se nos llamó a combatir en una Guerra Revolucionaria como reconociera la justicia, a una agresión castro comunista de “jóvenes idealistas” del ERP, FAR, Montoneros, etc., que inclusive intentaron crear un territorio liberado en Tucumán, es por ello que el Ejecutivo Nacional y Constitucional ordena directamente “aniquilar el accionar” de esas fuerzas terroristas subversivas, y el término ANIQUILAR tiene solo dos acepciones “destruir” y “reducir a la nada” sobre todo en la guerra.

No fueron “, “jóvenes idealistas que se levantaron contra una dictadura militar”, como le vendieron a las generaciones posteriores en una vergonzosa y mentirosa batalla cultural, que la justicia también compró muchas veces fundamentalmente de su Preámbulo y el Art 18, que paso a mencionar.

Preámbulo: Los gobiernos constitucionales mandaron a sus fuerzas armadas a combatir el terrorismo y la subversión cumpliendo en mandato de “constituir la unión nacional”, en este caso había que reconstruirla; defendiéndola de las intenciones de liberar parte de su territorio, segregándola del control estatal argentino; “consolidar la paz interior” contra una guerra revolucionaria reconocida por la propia Justicia (en el Juicio a las Juntas); “proveer la defensa común”…”y asegurar los beneficios de la libertad”, y pregunto, ¿para quién?, para él o la Presidente Perón, sus ministros, los congresistas, los jueces, para nosotros los uniformados, o para “nosotros” (el pueblo en general), nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo…”

Art 18: 1er Párrafo. “Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo, fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o “sacado de sus jueces designados por la ley antes del hecho de la causa”. La Justicia Militar probó marcadamente su idoneidad, incorruptibilidad, equidad, honradez de procedimientos y búsqueda de la verdad; solo basta recordar el fallo de la Justicia Militar a los responsables de la guerra de Malvinas.  A eso, LA VERDAD le temían los políticos y muchos jueces que dejaron de lado y sin apoyo a sus compañeros de la CFP (Cámara Federal Penal de la Nación) como el asesinado Juez Jorge Vicente Quiroga el 28 Abril de 1974, pleno gobierno constitucional, o sufrieron atentados personales como Munilla Lacasa y Malbran, otros fueron degradados en sus cargos y otros ante las amenazas debieron exilarse.

No queremos abundar por razones de espacio en otras tantas y muchas anormalidades o vicios procesales y de aplicación de las leyes, sobre lo que ya el Cte My Rebour (cofirmante de esta carta) en este mismo periódico Tiempo Militar en su momento, y que quizás algún día si hay espacio pueda ser reeditado, pues no podemos olvidar tantas injusticias.

Hoy, abusando de los camaradas lectores, queremos levantar nuevamente la voz contra decisiones inexplicables del PEN y nos refiero específicamente al Sr Ministro de Defensa Luis Petri y la Sra Ministra de Seguridad Patricia Bullrich y al responsable directo de ambos, el Sr Presidente de la Nación.

El Ministro de Defensa resuelve dar de baja, creemos medio extemporáneamente a distintos oficiales del Ejército, mencionados anteriormente por este periódico, dada una sentencia firme de la CSJN, “Dura Lex sed Lex” aunque se tardó un poco, como es su costumbre; y aprobando todos los procesos anteriores y dejando en evidencia nuestra equivocación y de tantas otras opiniones de personas, juristas y organismos, sin duda más capacitados que nosotros los firmantes. Todo difícil o casi imposible ya de discutir legalmente, pero seguimos firmes en nuestras convicciones y opiniones.

La Ministra de Seguridad, también el 06/11/2024 si mal no recuerdo, pero poca importancia tiene la exactitud de la fecha, Resolvió “destituir y dar de baja” a un Oficial Superior fallecido hace varios años Cte My D Guillermo Víctor Cardozo y a los Ctes Prs (todos vivos por ahora, pero presos) Eugenio Pereyra Apestegui, Raúl Alfredo Reynoso y Mario Osvaldo Sosa. El agregado de “Destitución” es una innecesaria ignominia, ofensa, descrédito, deshonor, agravio e injuria, que por lo menos el Ministro Petri omitió sabiamente colocar, pues es una sanción sumamente denigrante para un militar o uniformado, solo reservada a los traidores a la patria, desertores en combate si se salvan del fusilamiento, etc, …y estos fueron soldados uniformados con estado militar (Gendarmes-gente de armas) que se sacrificaron durante su carrera, sobre todo en sus años mozos, vigilando y protegiendo las fronteras de la patria, sus objetivos de alto valor estratégico, embajadas, misiones al exterior; en muchas de ellas con sus familias sufriendo el calor y el frio, la selva, la montaña, la nieve y la soledad, los cambios de casa, de escuelas y colegios, el desarraigo y todo lo que significa para las familias y los hijos (ambos lo vivimos como hijos y como padres), no nos la contaron o solo fuimos de inspección o visita como funcionarios.

Estos hombres fueron llamados, enviados con órdenes de sus superiores y la escala de mandos que llega al Presidente y Cte en J de las FFAA. No estaban pescando aburridos y decidieron ir a Tucumán o enfrentar en cualquier lugar a la guerrilla, arriesgando la vida y comprometiendo la seguridad de sus familias. No eran ellos o nosotros quienes decidían quien iban a no a luchar esta guerra o quedarse cumpliendo su misión en sus respectivos destinos, aunque la guerra revolucionaria la sufríamos todos los argentinos.

Así paga el Estado y la Nación (no la Patria a quien no se le pide nada pues juramos defenderla hasta perder la vida) a sus soldados que visten uniformes de distintos colores, pero que llevan en sus corazones la divisa celeste y blanca de las banderas de Belgrano y San Martín, además de poseer los atributos masculinos (y hoy también femeninos) muy bien puestos y no las sentaderas ensanchadas de tanto escritorio.

Todos los funcionarios actuales de todos los poderes y desde hace más de 40 años, gozan las mieles y privilegios del poder que usufructúan de sus cargos, gracias a que estos hombres le permitieron vivir hoy en una Democracia Republicana con distintas alternativas  partidarias (peronistas, radicales, neoperonistas, radicales progres, peronistas de izquierda??, liberales conservadores PRO, peronistas panqueques/marionetas, liberales libertarios vaya a saber que nos espera; pero no en una democracia Socialista del Siglo 21  cubana, venezolana o nicaragüense, sin mencionar a sus congéneres rusas, iraníes o chinas.

Los que fueron mandados a defender  la patria y su democracia y no desertaron o dudaron en enfrentar esa Guerra Revolucionaria los hicieron con las armas que tenían y les había provisto el estado y con las normas y reglas es escritas y no escritas de la guerra y las directivas precisas del Presidente Grl Perón en 1974 “exterminar uno a uno a los terroristas”. Nuestros uniformados pelearon una guerra “sucia” sin reglas, pues el enemigo no las tenía y siguiendo las que se conocían y podían (reciprocidad en las acciones), de las Guerras Mundiales, incluyendo Hiroshima y Nagasaki, las experiencias francesas en Argelia, Indochina, Vietnam, Corea, medio oriente y no cambiaron posteriormente nada, en Irak, Afganistán, Rusia-Ucrania, Israel Hamas y los efectos colaterales con 40.000 muertos en Gaza, la mayoría ancianos, mujeres y niños. Claro que las guerras son crueles y terribles, las internacionales, las internas, las religiosas, inclusive contra el narcotráfico y el crimen organizado, solo menciono a Al Capone, Pablo Escobar y nuestra querida Rosario y cono urbano bonaerense.

No sabemos bien quienes son los traidores y desertores del “sagrado deber y juramento de defender la Patria hasta perder la vida”; quienes hoy se golpean el pecho por los terribles y dolorosos sucesos del pasado, me hacen acordar a esos religiosos que se golpean seguido tres veces el pecho y no se les cae el Jesús de la boca, pero luego comenten sus atrocidades, siendo castigados como Marcial Maciel con penas de retirarse a un convento a rezar y sus jueces eclesiásticos y “perdonadores” luego son declarados “santos”.

Que no ocurra una nueva agresión similar, pues veremos entonces quienes van a salir a combatir con el código procesal y penal en la mano, no creo que de inmediato los militares, pues sería como pedirles a odontólogos o farmacéuticos que vayan a operar, a gendarmes y policías que vayan a manejar un tanque o un F 16, o a un prefecto a navegar un submarino. Los gendarmes tardamos 3 años de Escuela estudiando las 5 o 6 materias esenciales de derecho y otros 2 o 3 años de Escuela Superior de especialización para llegar a ser Jefes idóneos (o eso creemos). No es tan fácil, si eso creen los que conducen los destinos del país, “la experiencia propia cuesta cara y llega tarde”; como dicen los abogados hay que leer mucha jurisprudencia, nosotros lo aprendimos estudiando Historia Militar, Táctica, Estrategia.

Los saludamos con un abrazo celeste y blanco. 

Rubén Darío Welschen

Comandante Mayor(R)

Fernando Héctor Rebour

Comandante Mayor(R)

N. de la R.: Los autores de esta misiva son oficiales superiores retirados de la Gendarmería Nacional Argentina

 

 

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