República Argentina: 2:26:45pm

Bomba en el comedor

En los años 70 se vivían tiempos oscuros. Eran tiempos de guerra entre grupos armados de guerrilla y paramilitares. La población era ajena a lo que ocurría a su alrededor.

El viernes 2 de julio de 1976, el pelotón Sergio Puiggrós del Ejército Montonero publicó que, aprovechando una falla en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal, colocaron un artefacto explosivo del tipo “vietnamita” (con explosivos y perdigones, de gran onda expansiva y enorme poder destructivo) en el comedor de la Superintendencia de Seguridad Federal. José María Salgado, un policía que integraba Montoneros, fue quien puso la bomba. La dejó y huyó, esperando el ansiado momento… Eran las 13.20; en un segundo dejaron de latir los corazones de 23 personas y hubo 101 heridos, los cuales fueron falleciendo en el transcurso de más de cuarenta años. Los perdigones impactaron en forma invisible en cada uno de los familiares y amigos de los seres queridos que perecieron en esa atroz explosión. Este atentado fue olvidado, tapado y pisoteado por todo gobierno e incluso por los militares y montoneros, especialmente por los llamados “organismos de derechos humanos”. Al comedor concurrían personal administrativo de la policía y también civiles. En 2022 salió a luz el libro Masacre en el comedor, de Ceferino Reato. Fue la primera vez que los familiares de este aberrante atentado descubrimos que no estábamos solos y nos empezamos a conocer. Rodolfo Walsh fue el jefe que ideó el criminal atentado. Una estación del subte E lleva su nombre. Los ideólogos y autores del ataque cobran subsidios. Es por eso que los familiares decimos ¡presente! Por nuestros seres queridos que no pueden hablar, que no se pueden defender y por los familiares que nunca tuvieron derechos, pero sí la obligación de callar. Invitamos a que nos acompañen hoy, a las 11, en avenida Entre Ríos y San Juan, para marchar desde la estación de subte E Rodolfo Walsh hasta calle Moreno 1417, lugar donde ocurrió el atentado. Reclamaremos: 1) que saquen el nombre de Walsh de la estación de subte E; 2) que este cobarde acto terrorista sea reconocido como un crimen de “lesa humanidad”; 3) que se coloque una placa recordatoria con los nombres de las personas fallecidas y heridas en este aberrante atentado.

Liliana Tejedo de Aráoz, María Carolina Cepeda, María Alejandra Cepeda , Victoria Matienzo, hijas y hermana de muertos por la bomba colocada en la Superintendencia Federal 

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Publicado en La Nación

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