Por Redacción Tiempo de San Juan publicado por www.tiempodesanjuan.com.ar
Fueron los únicos dos votos negativos, y marca un giro total en la diplomacia argentina.
Por Redacción Tiempo de San Juan publicado por www.tiempodesanjuan.com.ar
Fueron los únicos dos votos negativos, y marca un giro total en la diplomacia argentina.
Publicado por www.argentina.gob.ar
El ministro de Defensa, Luis Petri, recorrió las instalaciones del Batallón de Ingenieros de Montaña VI del Ejército Argentino, en Neuquén, con el objetivo de reforzar la cooperación entre esta fuerza y la Gendarmería Nacional para proteger los recursos gasíferos e hidrocarburíferos de la región.
Por Valentina Borghi Ponti publicado por www.escenariomundial.com
El 6 de noviembre se conmemora un nuevo aniversario del izamiento de la bandera argentina en las Islas Malvinas. En 1820, los colores celeste y blanco se ondeaban por primera vez en las islas, marcando un hito en el camino de la soberanía argentina en el Atlántico Sur, en manos del Coronel de la Armada Argentina de ese entonces, David Jewett.
El mendocino Oscar Sagás, parte del armado del petrismo en la provincia cuyana -luego de que Luis Petri hiciera una buena elección interna en el Frente Cambia Mendoza y posteriormente llegara a Nación junto a Patricia Bullrich- renunció a la titularidad de Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (IOSFA).
Natasha Niebieskiwiat (diario Clarín)
El Gobierno norteamericano aprobó finalmente la venta a la Argentina de armas y equipos para los 24 aviones supersónicos F-16 Fighting Falcon que el gobierno de Javier Milei le compró a Dinamarca y que son en realidad de los Estados Unidos.
La vez que diez argentinos llegaron al Polo Sur en seis tractores
Alfredo Pérez murió a los noventa años y era el último con vida de la Operación Noventa, la campaña que condujo por tierra por primera vez a una decena de expedicionarios hacia el punto más austral del país y del planeta. La historia de una travesía que duró 67 días y que tenía como finalidad consolidar y expandir la presencia en el sector antártico argentino
por Milton Del Moral (publicado en Infobae)
En dos años que estuvo en el continente blanco, Alfredo Pérez recorrió nada menos que 16 mil kilómetros de los cuales dos mil los hizo en la campaña que llegó al Polo Sur en 1965
“Hay un programa, posiblemente vayamos al Polo Sur. Tengo que formar un equipo de diez mecánicos y me gustaría contar con vos”, le dijo Ricardo Ceppi por teléfono. Se conocían por haber compartido talleres y misiones como mecánicos del ejército argentino. Alfredo Florencio Pérez ya había estado un año en la Base General Belgrano, una estación científica permanente y argentina instalada en la Antártida. La propuesta lo entusiasmaba: participar de la primera expedición terrestre que llegara a pisar y conquistar el punto más austral del mundo y del país, el vértice inexplorado del fondo del mapa. Pero Ceppi le agregó, pronto, un aliciente a la invitación: “Mirá que son dos años”.
Su reacción fue automática: “Uh, mi mujer me mata”. Convivía con su esposa, “la gallega”, y tenía 31 años y una duda existencial: cómo perseguir su anhelo sin comprometer su matrimonio. El tiempo fuera de su casa iba a ser recompensado con un ingreso económico sustancial. Esa remuneración sirvió para compensar su partida temporal: finalmente podrían comprar su casa. Su esposa comprendió y Pérez confirmó su presencia. En una entrevista escrita por Mariano Chaluleu y publicada en La Nación, contó cuál fue la respuesta de Ceppi: “Bárbaro, agarrá tus cosas y venite para acá”.
Fue la primer expedición terrestre organizada por Argentina para alcanzar los límites del Polo Sur, una misión que buscaba demostrarle al mundo la capacidad del país para alcanzar todos los rincones de su extenso territorio
Acá era la Base General Belgrano que el ejército ocupaba en la barrera de Filchner. Se instalaron a finales de noviembre de 1963. Establecieron un propósito moral. Realizar observaciones científicas y comprobar técnicas de geología, gravimetría y meteorología eran objetivos secundarios. “Nunca se trató de algo personal: lo hicimos por la patria. Si la patria era soberana de La Quiaca al Polo Sur, había que ir al Polo Sur”, confesó. Para el coronel de caballería Jorge Edgard Leal, líder de la expedición, había una pretensión patriótica en una gesta que evidencie “la capacidad argentina de alcanzar todos los rincones de lo que considera su territorio soberano” para ocupar, dominar y administrar hasta los últimos reductos del espacio nacional.
En los preparativos, se dedicaron a estudiar las vías de acceso, las condiciones del terreno, la mecánica del asalto, los instrumentos y recursos a utilizar, contemplar las inclemencias y los imprevistos, planificar una base secundaria de operaciones para el almacenaje de víveres y combustibles. Eligieron el vestuario, el equipamiento, las provisiones y los vehículos: trineos de arrastre, dieciocho perros, seis tractores snowcats nuevos comprados en Alaska, acondicionados con mejoras en calefacción y dotados de herramientas funcionales a la epopeya.
El grupo de expedicionarios estaba compuesto por el coronel Jorge Edgard Leal, el capitán Gustavo Adolfo Giró, el suboficial principal Ricardo Bautista Ceppi, los sargento ayudantes Alfredo Florencio Pérez y Julio César Ortiz, los sargento primeros Roberto Humberto Carrión, Domingo Zacarías, Jorge Raúl Rodríguez y Adolfo Oscar Moreno, y el cabo Oscar Ramón Alfonso
Iban a penetrar en un mundo desconocido. Leal lo describió en un relato íntimo como “una tierra en donde se enseñorea una naturaleza hostil –la más fría y tempestuosa del planeta- reacia a los hombres, perros y máquinas y donde las tormentas polares y las interferencias magnéticas anulan las comunicaciones y afectan los instrumentos volviéndolos inexactos e influyendo, por lo tanto, en la inteligente confianza que el hombre debe depositar en los mismos. Un lugar donde los lubricantes se convierten en sebo y los metales se cristalizan, donde las mejores aleaciones se quiebran al desintegrarse la materia”.
Ejercicios aéreos de los Pampa III sobre Tandil y la región
Publicado por www.elecos.com.ar
TANDIL.- De cara a lo que será su participación en el Ejercicio Multinacional Cruzex 2024, la Fuerza Aérea Argentina inició los preparativos y el entrenamiento para lo que será su despliegue en Brasil durante noviembre. Así dan cuenta desde la Fuerza en una reciente publicación en redes sociales, donde se apreció el inicio de actividades denominadas como “Ejercicio Precruzex 2024”.
Campaña Conjunta Socio-Sanitaria Fluvial 2024
Publicado en www.iosfa.gob.ar
IOSFA presente en el inicio de esta campaña organizada por el Ministerio de Defensa.
Medio Oriente
Argentina se alía con EE.UU. y participa de una fuerza multilateral que combate el terrorismo
Por Amparo Beraza redactora de Política, publicado en www.cronista.com Fuente: Noticias Argentinas
En un contexto de tensión en la región, el Ministerio de Defensa anunció que el país se sumó a las Fuerzas Marítimas Combinadas que patrullan las vías comerciales más importantes del mundo. Una de ellas se emplaza en el Golfo Pérsico
Argentina se alía con EE.UU. y participa de una fuerza multilateral que combate el terrorismo
En el marco del apoyo irrestricto de Javier Milei a Israel y en el medio de una escalada en Medio Oriente, la Argentina se sumó a un organismo comandado por Estados Unidos que busca luchar contra el terrorismo. Si bien descartaron participación activa en el Líbano, Defensa enviará a dos oficiales para "entrenamiento" y planea hacer crecer su participación.
La internacional terrorista
Los lazos de exmiembros de Montoneros con el terrorismo fundamentalista islámico sobreviven y pueden comprometer nuestro presente
Todo quedó reducido a escombros en el atentado a la Embajada de Israel, en 1992, dos años antes de que se perpetrara el ataque terrorista contra la AMIA
Vale la pena repasar los fuertes vínculos internacionales de Montoneros, que llegan hasta nuestros días y que signan buena parte de nuestro presente. Como parte de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), creada en Cuba, lucharon en favor del establecimiento de Estados socialistas en América Latina. Con apoyo soviético, sus miembros se codeaban en cumbres internacionales con representantes del IRA, de las Brigadas Rojas, de ETA y de otros grupos terroristas, como el Khmer Rouge, responsable del genocidio de Camboya.
Uno de los más siniestros capítulos de esta sangrienta historia se encuentra peligrosamente vigente, aun cuando los vínculos que mantienen con el terrorismo fundamentalista islámico son poco conocidos para el común de la gente. En
1977, Mario Firmenich y Fernando Vaca Narvaja celebraron en Beirut un acuerdo con Yasser Arafat y Faruk Kadummi, líderes de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El pacto contenía una cláusula secreta referida a una cuestión militar: Juan Carlos Marín, un ingeniero químico argentino miembro de Montoneros, había diseñado y construido una fábrica de exógenos, explosivos plásticos, en un espacio poco más grande que una heladera doméstica, un tamaño ideal para su funcionamiento en la clandestinidad. Según el acuerdo, la OLP, a través de su facción interna Al Fatah, ofrecería campos de entrenamiento, instructores militares y lanzacohetes RPG7, entre otros armamentos, a cambio de la tecnología que se produciría bajo el mando de Marín. Fue así que casi la totalidad de los atentados y asesinatos perpetrados por Montoneros durante la Ofensiva Táctica Mundial 78 y en la Contraofensiva Estratégica de Montoneros, como se conoció a la etapa de atentados entre 1979 y 1980, contaron con armamento fabricado y provisto directamente por la organización palestina, utilizado también en otros atentados internacionales.
Damour, un pueblo maronita de 30.000 habitantes en el sur del Líbano, tomado por la OLP luego de masacrar a su población a mediados de los 70, era una de las bases de entrenamiento. Allí se prepararon militarmente numerosos miembros de Montoneros.
Una de las organizaciones de extracción fundamentalista islámica daría origen en 1982 al Partido de Dios, Hezbollah en árabe. Esa facción, conocida como “los iraníes”, combatía con el pelotón de Al Fatah que entonces comandaba Rodolfo Galimberti, uno de los líderes de Montoneros que recibían allí entrenamiento; el
mismo que años después le habría pedido perdón a Jorge Born, su exsecuestrado. El periodista Eduardo Barcelona reflejó el contenido de un informe del Departamento de Inteligencia de Francia según el cual los atentados de 1983 contra los cuarteles de los marines en el Líbano, con 300 muertos, y el que tuvo lugar contra los de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas fueron perpetrados con tecnología desarrollada por Montoneros en la fábrica de explosivos del grupo Hezbollah. Recordó también que en el atentado de 1992 contra la embajada de Israel en Buenos Aires la Gendarmería certificó que la voladura había sido con exógeno.
A nadie puede sorprender el acuerdo entre la administración Kirchner e Irán para consagrar la impunidad de los atentados terroristas contra nuestro país.
Las Tropas Especiales de Infantería (TEI), entrenadas en Líbano bajo el comando de Raúl Yager, miembro fundador de la organización guerrillera, tenían instrucciones de aniquilar al equipo económico de la junta militar. Perpetrarían los atentados con explosivos en el estudio de Alfredo Martínez de Hoz, en la casa de Guillermo Walter Klein –uno de los secretarios del Ministerio de Economía, con toda su familia adentro– y en la de Juan Alemann. Mataron también a Miguel Padilla, asesor de la cartera económica, y al empresario Francisco Soldati.
En otro ejemplo de consonancia con la tradición del terrorismo fundamentalista islámico, que fomenta el martirio para sus jóvenes voluntarios, uno de los grupos de combatientes argentinos se llamó Pelotón de Combate Mártires de la Resistencia. La organización comandada por Osama ben Laden mantuvo las Brigadas de Mártires de Al-Aqsa. Imad Fayiz Moughnieh, jefe de la Jihad Islámica, y Jamal Suleiman, quienes fueron señalados como responsables de la planificación de los atentados llevados en Buenos Aires contra la embajada y la AMIA, fueron en 1978 y 1979 miembros de Fuerza 17, de Al Fatah, grupo de elite de custodia de Arafat.
La revista Jotapé (Juventud Peronista) contaba con una sección llamada El Mensaje del Islam. Se vendía en la librería islámica Al-Tauhid de Floresta, un local adquirido por la embajada de Irán, según consta en el Registro de la Propiedad, y a cargo del agregado cultural de esa embajada, Moshen Rabbani, sindicado en la investigación de la AMIA como organizador de los atentados contra la mutual y la embajada, con orden de captura de Interpol. El secretario de Rabbani, Ricardo Horacio Elía –a instancias del cual se compró el inmueble–, era un efectivo de Montoneros que, convertido al islamismo, cambió su nombre por el de Shamsuddin Elía. Fue entrenado y condecorado por Al Fatah en el Líbano. En las causas contras los atentados locales consta que, como “integrante del círculo de personas más cercanas a Rabbani, habría sido el encargado de los contactos con organizaciones de extrema tendencia locales, manteniendo contactos con personas que antiguamente habían formado parte de Montoneros, entre ellas Emilio Pérsico, Jorge Reyna y Jorge Garay”.
A menos de dos años del atentado contra la embajada, en 1992, Jotapé hacía una apología del terrorismo árabe y en especial iraní, con consignas antisemitas y elogios a “mártires” que conducen coches-bomba. ¿Dónde se imprimía la revista en 1988? Nada menos que en los talleres del sacerdote católico Luis Farinello, en Quilmes. A nadie puede sorprender, entonces, el acuerdo entre la administración Kirchner e Irán para consagrar la impunidad de los atentados cometidos en nuestro país cuando fue precisamente ese sacerdote, junto a Luis D’Elía, Fernando Esteche y Mario Cafiero quienes, además de viajar a Teherán invitados por la república islámica, acusaban al fiscal Alberto Nisman de ser influenciado por intereses norteamericanos para cuestionar la causa que le costó la vida.
Hadi Soleimanpour, embajador iraní en la Argentina cuando ocurrió el ataque a la AMIA, está sindicado como responsable de una “célula dormida” en España que respondía a la línea del entonces primer ministro iraní Mir Hussein Musavi, experto en relaciones con Cuba y Nicaragua. Ambos países fueron y son los de mayor contacto con la organización Montoneros. En Cuba se depositó gran parte del dinero obtenido por el secuestro de personas, al punto de que a fines de los años 80 Montoneros seguía recibiendo intereses mensuales por esas sumas, casi 100.000 dólares enviados a la Argentina con fines que se desconocen. En cuanto a Nicaragua, el comandante Daniel Ortega y el movimiento sandinista fueron directos beneficiarios de más de un millón de dólares con los que Montoneros financió a esa organización. Fernando Vaca Narvaja, otro de sus conspicuos miembros, participó activamente en el Frente Sandinista. Y Firmenich, quien pasaría parte de su tiempo en un lujoso barrio de Managua, cobra actualmente un sueldo en dólares como asesor del régimen.
El ataque sistemático y generalizado de las organizaciones terroristas en los años 70 contó con apoyos decisivos de Estados extranjeros. Mientras los soviéticos entregaron armas, el Estado palestino proveía entrenamiento militar. El propio Fidel Castro admitió en 1998 que la voluntad expansionista de Cuba motorizaba la lucha armada en Latinoamérica. Aquellos lazos y otros que les sucedieron sobreviven y pueden comprometer peligrosamente el presente.