Rosario – la capital de los cereales – está sumida en el caos impuesto por el narcotráfico o, mejor diríamos, el narcoterrorismo, ya que las bandas de delincuentes realizan, sobre todo, actos violentos con el solo objetivo de imponer el miedo a la población, a sus fuerzas vivas y a las fuerzas públicas, para que nadie enfrente su vil negocio de las drogas.