Disconforme con los gastos que implicaba la organización del máximo torneo de fútbol en 1978, un artefacto detonó en la vivienda del entonces secretario de Hacienda, Juan Alemann, en el momento en que la selección argentina convertía el cuarto gol a Perú, en el famoso 6-0; al año siguiente, el funcionario salió ileso de otro ataque a balazos.