Como el aspecto salarial excede las facultades de los Jefes de Estado Mayor de cada Fuerza, corresponde encaminar la queja ante el máximo responsable de la conducción de esas instituciones del Estado. Además, lo hacen en nombre de sus familias, destinatarios directos de sus ingresos y de los pensionados militares, colectivo que no tiene voz ni vía jerárquica.

En mayo el Poder Ejecutivo había dictado la Resolución Conjunta N°3/22 que motivó el aludido reclamo. Desde hace años en Decretos, y ahora en las llamadas Resoluciones Conjuntas (que son resoluciones ministeriales de Economía y Defensa en las que se formalizan los ajustes de sueldos) se vienen repitiendo los mismos textos. La pereza administrativa y/o el desconcepto en la redacción de este tipo de resolución parece ser la norma porque, una vez más, en la recientemente dictada Resolución Conjunta N° 5/2022, se repite textualmente la misma falsedad relativa a una supuesta “adecuada jerarquización”. 

En realidad, no hay tal jerarquización. Solo se apela a un “recorte y pegue” de considerandos, mera reiteración mendaz de documentos anteriores, que no guarda relación con la parte dispositiva del documento. Ello demuestra la pertinaz determinación de no corregir el problema de fondo sino de publicar medidas con expresiones rimbombantes, a todas luces falaces, y continuar renovando las promesas largamente incumplidas.

Si no se modifican los coeficientes jerárquicos no existe jerarquización; ni adecuada ni insuficiente. Las distancias jerárquicas relativas, en lo que a sueldo se refiere, se mantienen. Es evidente que solo se persigue el cumplimiento circunstancial de una rutina burocrática “para ir tirando” antes que expresar, con fundamentos genuinos, la voluntad del Estado de resolver los problemas de los agentes alcanzados por la norma.

Total, los militares no hacen paros, ni piquetes y si levantan la voz se los sanciona y se les perjudica irremediablemente su carrera.

Debe tenerse en cuenta que, por la estructura escalafonaria castrense y su plan de carrera, la diferenciación salarial entre los grados contribuye a la valoración de los sucesivos ascensos que materializan la carrera militar durante el “servicio activo”. Además, constituye un incentivo complementario para alcanzar los méritos necesarios para obtener una promoción y ostentar una nuevo “grado militar”.  Y todos sueñan con alcanzar el grado máximo, con culminar su carrera. Para eso la iniciaron desde jóvenes, superaron una esforzada adaptación a la vida militar, desarrollan una capacitación continua y reconocen en el mérito el principal impulsor del progreso profesional.

En otro orden de ideas, la mencionada Resolución Conjunta lejos de dar respuesta al ya histórico atraso de las remuneraciones de las Fuerzas Armadas, solo ha instrumentado un mínimo aumento en cuotas, el que no llega a compensar los incrementos acumulados del IPC, en ninguna de sus versiones oficiales publicadas por el INDEC.

Finalmente, ingresando ya al segundo semestre del año, nada se ha dispuesto con relación a la equiparación de los haberes de las Fuerzas Armadas respecto de las Fuerzas de Seguridad, cuya brecha salarial a favor de éstas últimas, para jerarquías equivalentes, hoy supera el 70 % en ciertos casos y alcanza a un 65% de promedio.

Este injusto desequilibrio constituye un menoscabo de la profesión militar que afrenta a sus integrantes y compromete seriamente el presente y el futuro de las instituciones de la Defensa. Es grande la dificultad que afrontan las Fuerzas para retener a sus recursos humanos en los que el Estado invirtió cuantiosos recursos durante muchos años para proveer a su formación.

Por otra parte, los retrasos salariales producen una desfinanciación del Instituto de Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF), deteriorando el sistema previsional militar y, como lógica consecuencia, también agrava significativamente la ya comprometida situación de la Obra Social de las Fuerzas Armadas, IOSFA, cuyos exiguos ingresos guardan relación porcentual directa con los de sus afiliados. 

Todo ello brinda un panorama por demás desalentador para los militares del presente y torna poco atractiva la carrera militar hacia el futuro, lo cual no es congruente con la declamada prioridad que el Gobierno dice asignar a las cuestiones de la Defensa Nacional. Sin capital humano debidamente formado y adiestrado no hay Defensa, por más que se incorporen medios por arte de magia. 

Los militares aspiran a que se les aplique efectivamente una escala de Coeficientes Jerárquicos como la que estuvo vigente durante muchos años, hace poco más de una década, que ha sido de 5,33 a 1 en lugar del 4,6 a 1 actualmente vigente. Esta es la única herramienta idónea para una “adecuada jerarquización”. Utilizar discursiva y engañosamente este argumento sin concretarlo insulta la inteligencia de cualquiera que lo analice.

Necesitan que se proceda de inmediato a la equiparación de sus haberes con los de las Fuerzas de Seguridad.

Requieren que se implemente un mecanismo de ajuste del “Sueldo Básico” que neutralice los efectos de la inflación para lo cual: se deben respetar, como mínimo, los índices de inflación producidos por el INDEC y producir los ajustes con una frecuencia tal que eviten un deterioro acumulativo del poder adquisitivo de la remuneración, porque esos deterioros nunca son compensados con pagos retroactivos.

Finalmente, para dar una solución definitiva a esta problemática debe adoptarse a la brevedad una nueva “Política Salarial” para las Fuerzas Armadas. Ello permitirá revertir la grave situación salarial actual y neutralizará, a mediano y largo plazo, y de manera automática, las alteraciones, manipulaciones e intromisiones que intentaren provocarse. 

No hacerlo afectará severamente, como sucede en este momento, uno de los pilares básicos del ejercicio de la profesión militar, como lo es la disciplina, basada esencialmente, en la confianza recíproca entre superiores y subalternos.

En este esquema no debe perderse de vista que en la cúspide de la pirámide militar se encuentra nada menos que el Presidente de la Nación, su Comandante en Jefe.

14 de Julio, 2022