Dice taxativamente la palabra “aniquilar”. No habla de apresar, condenar, combatir, perseguir, disminuir, etc. Además, menciona al Ejército como ejecutor de la medida represiva. Las connotaciones de la palabra “aniquilar” son claras e inequívocas. Es más, dice “aniquilar el accionar de los elementos subversivos”. No alude al genérico subversión, sino explícitamente a las personas (humanos) que la ejercen. Por otro lado, la mayoría de los convocados a los actos y marchas de homenaje apoyaron desde lo explícito o desde el silencio los indultos dispuestos por el entonces presidente Menem que dejaron en libertad a los genocidas del Proceso. Y reafirmaron su no oposición a la controvertida medida reeligiéndolo presidente en 1995 con casi el 50% de los votos. El mismo grupo votó en 1983 al candidato Luder, que no se comprometió a anular la ley de obediencia debida decretada e impuesta por el presidente de facto Bignone, mientras su rival Alfonsín en dichas elecciones prometió anularla, y de hecho lo hizo.

 

Por otro lado, en los actos del 24 no hubo mención ni recuerdo ni minuto de silencio por los miles de civiles asesinados por las acciones de los grupos guerrilleros. La Historia se sigue escribiendo con tinta de un solo color y cambiando una letra para transformarla en Histeria.

 

Oscar Samoilovich

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Publicado en La Nación