La nota en cuestión, expresa:
“Comandante, no me asuste a los generales”, le dijo amistosamente el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, al número uno de la Gendarmería, comandante general Enrique Zach.
El comentario de Berni se refería a las dificultades legales prácticas para coordinar con el Ejército eventuales patrullas conjuntas contra el narcotráfico en la frontera con Bolivia y Paraguay. Berni dio esa respuesta durante un cónclave del que también participó el jefe del Ejército, el teniente general César Milani. Fue en las últimas semanas y participaron, además de Berni, Zach y Milani, por lo menos tres altos mandos de cada una de esas fuerzas, revelaron a Clarín fuentes militares. Voceros de Berni no contestaron consultas de este diario al respecto.
Sucede que las leyes de Defensa y Seguridad Interior prohiben la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interna. Por eso, la Armada y la Fuerza Aérea, hasta ahora, se mostraron discretamente reticentes a seguir el camino que quiere Milani: patrullas conjuntas con la Gendamería. Las dudas prácticas son, por ejemplo, si un teniente del Ejército dirige una patrulla y se detiene a un sospechoso que se resiste: la orden de capturarlo por la fuerza no podría darla un militar porque violaría la ley de Defensa. Pero Milani insiste porque tiene línea directa con Cristina Kirchner, por encima del ministro de Defensa, Agustín Rossi.
La semana pasada, Rossi admitió que la Argentina pasó de ser un país de tránsito y consumo de drogas para ser, también, un país de “elaboración”. Berni salió a cruzarlo el lunes para intentar evitar que los dichos de Rossi perjudiquen a la Argentina en el exterior.
Si bien se diferenciaron sobre esa definición internacional ambos coinciden en que hay que llevar a las Fuerzas Armadas a dar más apoyo logístico a la lucha contra la droga a través de los planes “Fortín II” y “Escudo Norte”. Como el Gobierno no informa sobre la cantidad de droga elaborada (ver “La mayoría...”) no se sabe cuántas toneladas se procesaron y por lo tanto si es una producción pequeña o se pasó a una escala mayor.
De todos modos, el centro de gravedad de la lucha contra los narcos no pasa por desbaratar más o menos “cocinas” o detener repartidores minoristas. Está en la detención rápida del lavado de los narcodólares, coinciden los especialistas.
Por esa razón, desde la oposición y las Fuerzas Armadas se observa el desempeñó del titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbatella. Los narcos colombianos Ignacio Alvarez Mayendorff y Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi Sangre”, se instalaron en el país y compraron empresas, sin ser detectados por la UIF. Recién después de una alerta de la DEA cayeron en el radar de la UIF y fueron detenidos. En las audiencias en que se debate la continuidad de Sbatella al frente de la UIF, el ex ministro de Economía Martín Losteau apuntó al manejo que hace sobre los Reportes de Operaciones Sospechosos (ROS). “Entre 2002 y 2011, a la UIF le quedó pendiente de análisis el 75% de los reportes recibidos. En 2012, el número recibido ascendió a 35.705 y sólo se han tratado alrededor de 200. Es decir, apenas el 0,7% del total ”, detalló Lousteau. Napoleón tenía razón cuando decía que el oro es el nervio de la guerra.