República Argentina: 5:13:53pm

El procesamiento del Jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, en la antigua causa por las denuncias de espionaje en la Base Aeronaval Almirante Zar, de Trelewreactivó la serie de múltiples especulaciones en torno a quien será su sucesor –para el probable caso de abandone la fuerza- y la posibilidad, nada disparatada de que, por segunda vez en la historia, después del almirante Brown, un marino extranjero ocupe la titularidad de la maltrecha institución.

Se trata del vicealmirante Alvaro José Martinez, nacido en el Uruguay –donde reside su familia y adonde el viaja todos los fines de semana- pero que se nacionalizó argentino tras egresar, como cadete invitado extranjero, como guardiamarina en la Escuela Naval Militar.

El pasado tres de diciembre, en el marco de las versiones de pasillo en el edificio Libertad, el diario digital Urgente 24 aportó una crónica que pasó a privilegiar las pantallas de computadora de todas las oficinas navales. Para entonces, se especulaba con el proceso y alejamiento de Godoy, pero la diligencia judicial –dispuesta dos semanas después, como ocurrió en la tarde del martes 20 de diciembre- todavía no se había concretado.

El artículo es el siguiente:

 

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En la Armada Argentina se está librando una batalla naval en 2 escenarios distintos.

No deja de resultar curioso que la Armada pueda protagonizar una batalla en su situación de postración. ¿Será con palos y piedras, tal como dijo Albert Einstein que sería la 4ta. Guerra Mundial? No. Aqui las armas son las intrigas, las traiciones y mucha genuflexión.

Plan A

Por un lado, el almirante Jorge Godoy mueve todas sus fichas con 3 hipótesis de trabajo: 

 Ser promovido al cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto.

                                                                                                      

> Quedarse en su cargo actual por otros 4 años, lo que lo transformaria en el almirante decano a nivel mundial.

                                                                                                       

> De lo contrario, asegurar el cargo para su delfín, el vicealmirante Daniel Alberto Enrique Martín, quien pertenece a la promoción 104 de la Escuela Naval Militar. Godoy es de la 97, es decir que nunca compartieron experiencias dentro de la escuela naval que es donde más se conocen los futuros oficiales. 

La extraordinaria permanencia de Godoy en el cargo provoca que cualquiera de los 2 almirantes candidateados a sucederlo resulten 7 promociones más modernos: se conocieron con Godoy fuera de la Escuela Naval.

Godoy tiene una necesidad imperiosa de mantener algun cargo: 3 jueces distintos lo están esperando, pacientemente.

Por ahora, el todavía jefe marino responde sus indagatorias por escrito en virtud del cargo, pero si de pronto él fuese un ciudadano de a pie, le tendrá que ver las caras a los fiscales y eso lo asusta un poco. Bah, tiene pánico.

Por lo tanto, si Godoy no consigue permanecer, tiene que lograr que lo herede una persona de su confianza... para cuando los fiscales comiencen a pedir la documentación...

Godoy conoce que, además, deberá afrontarlo todo en soledad: el desprecio castrense es el peor castigo para un militar retirado. El Centro Naval –tradicional y decaído refugio de viejos mandos navales- ya tiene decidida la expulsión de Godoy (afirman algunos confidentes), ni bien deje de ocupar el sillón del piso 13 de Comodoro Py 2055.

En la cofradía naval, las facturas pendientes de pago se le han acumulado: desde el abandono de sus compañeros presos (muchos de ellos compartieron destinos sensibles con el entonces teniente de navío Godoy ¿o hay que recordar la historia otra vez?) hasta la humillante entrega de la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) a las hordas de Hebe de Bonafini (peor que la rendición en Malvinas y Georgias del Sur). Ni hablar de la entrega voluntaria del campo de deportes de Vicente Lopez para construir una obra faraónica que, por ahora, no cuenta ni con electricidad ni con agua potable ni con gas. 

Hay reclamos menos materialistas: le achacan no haber cumplido un mando normal de 4 años al frente de la fuerza y pasar a retiro, dejando paso a otra conducción. Godoy, aferrado al cargo en forma enfermiza, privó a muchas promociones navales de tener su propio jefe de estado mayor.

Plan B

Por otra parte, hay otro escenario, y también con interlocutores en el Ejecutivo Nacional: intenta suceder a Godoy el vicealmirante uruguayo Álvaro José Martinez.

A Martínez le molesta que le recuerden su ascendencia uruguaya pero es inevitable.

Se enoja cuando le recuerdan que no solamente es un simple ciudadano uruguayo nacionalizado argentino sino que su familia, su casa y sus ahorros están en la vecina orilla, y los viernes cuando toma el Buquebus lo hace un tanto a las escondidas. Si accediera a la jefatura de Estado Mayor de la Armada sería el 2do. extranjero en ostentar tal cargo, habiendo sido el primero Guillermo Brown.

Él mueve sus fichas  (y también, según dicen, las que no son suyas) para alcanzar el preciado sillón de conductor de una Armada desmantelada, sin buques ni submarinos, paralizada por falta de recursos y medios y con una oficialidad totalmente desmotivada, aunque todavía con recursos suficientes para alegrar la vida y satisfacer el ego de quien la gestione.

Martinez fue compañero de promoción del candidato de Godoy, y tiene la sonrisa dibujada en el rostro pero es capaz de cualquier cosa para salirse con la suya en todo lo que se propone sin perder ese aire de “amigacho”.

En las épocas de Nilda Garré en Defensa, Martínez se animó a escabullirse por los pasillos del poder gracias a la buena relación que tejió con la subsecretaria de Formación, Sabina Frederick, quien se dejó “seducir” por la mayor “virtud” del almirante nacido en  Montevideo: Decirle a cada quien lo que cada quien quiere escuchar.

El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, tiene mucha afinidad con Godoy pero no decide ni la compra de una goma de borrar. Mucho menos, la jefatura de una fuerza militar.

Puricelli tiene una preocupación: que Nilda Garré deje de mantener su cuota de influencia en el sector. Eso complica la invasión uruguaya que trama Martínez.

Para contrarrestar la relación de Godoy con Puricelli, "el Álvaro" (tal como lo llaman los suboficiales del piso 9 del edificio Libertad) está saliendo a cenar mucho con políticos y periodistas, además de acercarse a los sindicatos que considera que lo pueden ayudar. Él se da el lujo de no reportar a Godoy hace mucho tiempo.

Plan C

En un segundo plano, y fuera de combate por ahora, quedó el actual subjefe de la Armada, Carlos Alberto Paz, quien goza de ciertas amistades en el mundo militar pero ha sido literalmente anulado por la verborragia y “simpatía” del uruguayo Martinez.

Las cosas se definirán en pocos días y, si bien enfrentados por el poder, Godoy y Martinez  tienen algo en común:  Al primero del dicen “el Chino” y al segundo “el Oriental”.


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