Por Alberto Asseff*
Abrumados por el virus, sin embargo no dejamos de pensar el después. Sabemos que no hay mal que dure cien años. Es lógico pues que estemos reflexionando sobre la pospandemia. Afrontamos dos incertidumbres que combinadas son torturantes. Una- ¿cuándo superaremos el aislamiento?- nos tiene emocionalmente conmovidos, en algunos casos – no pocos – al borde de la psicosis. La otra- ¿qué nos espera, que sobrevendrá?- nos llena de incógnitas a las que damos variadas respuestas, mayormente apresuradas y por ende generalmente erróneas.