El comienzo de este año era marcado por una serie de acontecimientos que amenazaban  la estabilidad en toda la Península Arábiga. En primer lugar el ataque de los milicianos del Estado  Islámico (EI)  al puesto fronterizo de Arabia Saudita en Suveyfe y la victoria de la revolución Chiita en Yemen. Además, la muerte  del rey saudita Abdullah ha identificado los principales problemas vinculados al funcionamiento de los institutos del poder en Arabia saudita. La seguridad regional depende en muchos aspectos del desarrollo ulterior de los acontecimientos alrededor de reino saudita.

El derrocamiento del gobierno en Yemen, apoyado por  los Estados Unidos y por Arabia Saudita a finales de enero de 2015 mediante las fuerzas de la agrupación chiíta “Ansar Alla” ha cambiado el equilibrio estratégico de las fuerzas en el Sur de la Península Arábiga. Alrededor de Arabia Saudita ha surgido el semicírculo chiita: en el Norte de Irán, Irak, Siria, Líbano, del Sur de Yemen. En el Este de la Península está Bahréin, donde la mayoría de la población es de origen chiíta, que están en contra de la dinastía dirigente sunita.

Causó  sorpresa  para los observadores internacionales el ataque de militantes  del  Estado Islámico (EI) al puesto fronterizo en Suveyfe, después de que el  5 de enero, los extremistas ingresaron  de Irak al territorio saudita, matando a tres guardias, incluso un general de brigada. De manera urgente los poderes han comenzado la construcción de un muro en la frontera entre Irak y Jordania. 

Los analistas internacionales se preguntan  ¿Cómo los milicianos pudieron penetrar en la zona fronteriza que estaba bien resguardada? No es ningún secreto que una parte importante de la población  del reino apoya a los extremistas religiosos. En las filas del Estado Islámico (EI) combaten alrededor de 1.000 guerreros procedentes de Arabia Saudita. Ellos tienen la intención de derrocar al actual régimen saudita, sospechado por estos,  de corruptos y  además de “admiradores de los yanquis”. Hay que recordar que Osama Bin Laden y la mayoría de los extremistas que organizaron los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, procedían de Arabia saudita. Se  señala que, al concentrar parte de los esfuerzos en la dirección saudita el Estado Islámico (EI) intenta utilizar todos los problemas, incluso la sucesión en la familia real.

Además, la caída del precio del petróleo  ha llevado al empobrecimiento de la economía de Arabia Saudita. Aunque Arabia saudita  ha aumentado los volúmenes de la extracción del petróleo hasta el nivel máximo en los últimos años, la fuerte caída del precio del petróleo afectó a  Riad con las pérdidas de decenas de miles de millones de dólares y la economía nacional no tiene los fondos para compensar daños tan considerables. La prueba de esto, es el hecho que los representantes oficiales de Arabia Saudita han declarado abiertamente que el déficit del presupuesto ronda los 38 mil millones de dólares. En relación con esta situación, en el país donde se ocupan  en general de la extracción  del petróleo, aumentó la cantidad de personas sin trabajo y de los que viven bajo el nivel de pobreza. De acuerdo con datos estadísticos, la clase media de la sociedad saudita va desapareciendo. La población  está dividida en dos categorías: los ricos y los pobres. Crece la tensión social en el país que puede llevar a una revolución. Varios analistas internacionales  hablan de dos direcciones  revolucionarias posibles en Arabia Saudita. En primer término, la revolución  chiíta de manera simultánea con el movimiento separatista que opera en la Provincia Oriental de Arabia saudita, donde están concentradas las riquezas petrolíferas del Reino.

En segundo término, la expansión del “Estado islámico” al territorio de la Península Arábiga. En las actuales condiciones, Riad tomará todas las medidas necesarias para mantener el volumen de las exportaciones de petróleo. No debe dejarse de lado la posibilidad de planes diseñados por servicios de inteligencia de este país y realizados con la colaboración de distintas organizaciones terroristas donde aparece  la posibilidad como alternativas de  voladuras de oleoductos, con el fin de  evitar la exportación de petróleo de otros estados. Ataques similares ya fueron realizados por milicianos vinculados a “Al Qaeda”. En  particular, en el año 2014 “volaron” dos veces  el oleoducto de exportación en Yemen. Los últimos actos terroristas en el país , a consecuencia de los cuales murieron más de 150 personas y 350 quedaron heridos, indican que los terroristas tiene la intención de desestabilizar la situación reinante en la región y amedrentar a la población. Asumieron la responsabilidad por las explosiones los milicianos del Estado Islámico (EI), que además anunciaron que estos actos terroristas debían calificarse como “la operación sagrada contra los chiítas”.

Es evidente l fracaso en la política exterior del reino dirigida al apoyo del extremismo en el mundo árabe. En tanto, el apoyo de la oposición islámica en Siria carece  de una  estrategia.

Según algunos analistas internacionales, los servicios especiales sauditas, para la caída del régimen en Damasco crearon la agrupación EI (Estado Islámico), que ahora  amenaza  directamente a Arabia Saudita. Para estos analistas,  Er-Riad hace mucho que “juega con fuego”; el reino desde los años noventa  fue  el “sponsor” de Al Qaeda. Hay que recordar que entre 2003 y 2006, los grupos vinculados a Al Qaeda, han realizado en Arabia Saudita una serie de actos terroristas que provocaron numerosas víctimas.

 Para estos mismos especialistas, hasta enero de 2014, Er-Riad destinaba centenares de millones de dólares para el apoyo del Estado Islámico (EI), que luchaba con el régimen de Bashar Asad. La ayuda se “frenó “después que  el  Estado Islámico (EI) comenzó a luchar con el frente “An-Nusra” y el” Estado Libre Sirio”, que también eran financiados por Arabia Saudita y los países del Golfo Pérsico. En marzo de 2014, cuando reconoció la amenaza de su propia seguridad, Arabia saudita  era obligada a declarar al Estado Islámico (EI)  como “la organización terrorista”  y aceptar la ley que castiga con la cárcel a todo yihadistas que regresan a la patria. En respuesta el Estado Islámico (EI)  llamó al derrocamiento del régimen saudita  calificándolo como “objetivo estratégico”.

Además el Estado Islámico (EI)  y otras organizaciones islámicas han manifestado su intención de realizar actos terroristas en las instalaciones de producción de petróleo en países del Golfo Pérsico, con el fin de desestabilizar el mercado mundial del petróleo y la prohibición de la exportación de ese producto, contando con un amplio consenso  de los países árabes, como “una idea de embargo del  petróleo contra los infieles como respuesta a la política de Occidente hacia los países musulmanes”.

Según  esos especialistas, en la  actualidad, el reino  vive uno de los momentos más críticos de su historia. Junto con el trono, el nuevo rey ha heredado muchos problemas, capaces de llevar a  cambios, como las del tipo de las “revoluciones de color” que podemos denominarla como “La Revolución Arenosa”, que tiene las siguientes características: ampliación de los derechos de los chiítas y la dimisión del rey que apoya los intereses de la minoría sunita. 

El sistema político de Arabia Saudita tiene una falta importante, cerca del poder se encuentra la dinastía, que traza la línea que en Arabia sea el régimen real. Pero el poder real y el puesto de rey en el Islán no están previstos.

Está en duda  la autoridad absoluta de Arabia Saudita en la región del Golfo Pérsico. En los dos últimos años  se han agudizado las relaciones con Qatar;  Riad ha exigido el cierre del canal de televisión “Al Yazira” que apoya activamente  las “Revoluciones de Color” en los países árabes. Qatar continúa activamente financiando los movimientos islamistas en el mundo árabe aunque Er-Riad comenzó a alejarse de esta práctica y hasta apoyó el aplastamiento de los “Hermanos Musulmanes” en Egipto. En marzo del año anterior, Arabia Saudita, Emiratos Árabes, y Bahréin  rechazaron a los embajadores de Qatar acusando al Emirato de la desestabilización  de la región y de intervención en los asuntos internos.  Arabia saudita sufre tensiones en las relaciones con el gobierno chiíta de Irak. Riad acusa a Bagdad de la discriminación de los sunitas y exige formar el gobierno de la Unidad Nacional con la participación de los sunitas. A su vez, el gobierno de Irak apuntó  a Arabia saudita como el “sponsor principal del terrorismo internacional”.

No todos  recuerdan la intervención del Ejército de Arabia Saudita en el conflicto interno de Bahréin en marzo de 2011. Entonces, el Ejército Saudita ayudó  a la dinastía dirigente sunita para aplastar la insurrección de una mayoría chiíta. Recuérdese que los chiítas componen el 75% de la población musulmana de Bahréin que hace tiempo exigen la terminación de la monarquía y la proclamación de una república.

¿En Arabia saudita, cuáles  son los peligros principales que podrían presentarse en el futuro? Según opinan algunos analistas internacionales, el peligro principal es la crisis de la sucesión al trono.  En tanto, la segunda amenaza la consideran a los movimientos sunitas islamitas, tales como “Los Hermanos Musulmanes”, “Al Qaeda” y el “Estado Islámico” (EI).

La tercera amenaza al ambiente hostil chiíta. Después de la victoria de los chiítas en Yemen, la posición geopolítica de Arabia Saudita empeoró, el reino es prácticamente rodeado de formaciones hostiles chiítas. El principal rival geopolítico es Irán, que extiende la esfera de influencia en la región del Golfo Pérsico. En este contexto la alarma enRiad provoca el acercamiento entre los EE.UU e Irán.