Son momentos difíciles y de legítima indignación. Es cuando más racionalmente tenemos que actuar, teniendo en cuenta la vulnerabilidad y el alto grado de exposición pública que ha estigmatizado negativamente la actividad de quienes abrazaron un uniforme al servicio de la Patria. Esto se da fundamentalmente a través de los medios de prensa oficiales o los que están identificados con el Estado, pero también en los independientes, muchas veces manejados en su faz editorial por jóvenes periodistas emocional e incorrectamente ubicados en la ponderación del pasado (en las redacciones las edades promedio no superan los 45 años) para los cuales cualquier medida de legítimo reclamo, puede insinuar ribetes conspirativos o atentatorios contra la estabilidad y la constitucionalidad.
Nada más desearía en estos momentos el Gobierno, jaqueado por multiplicidad de conflictos y problemas económicos producto de su  imprevisión y mala administración (no exenta de corrupción) que un masivo y legítimopronunciamiento público de la comunidad militar y de fuerzas de seguridad, si no está serenamente meditado y canalizado,  pueda ser maliciosamente capitalizado como un “acto destituyente”.
En esa sintonía será necesario aguardar. Todo parece indicar, como lo hemos anunciado, que este mes las cosas seguirán como están y los verdaderos dolores de cabeza vendrán a partir de junio. Hasta entonces es imposible implementar ningún curso de acción que luego sea desvirtuado por otras circunstancias.
Los mantendremos informados y rogamos que en el espacio para comentarios –siempre con la altura y cordura necesaria- cada lector nos vaya informando lo que acontece particularmente a los fines de recabar la mayor información en consecuencia.
 
TIEMPO MILITAR