Los pormenores que rodearon a la presentación de Balza en el programa televisivo del fallecido periodista y comunicador Bernardo Neustad, están contemplados en un libro que acaba de editar el militar bajo el título “Mi historia argentina”, algunos de cuyos pasajes fueron anticipados este lunes (05-dic-2011) por el diario Clarín.
A contramano de la costumbre editorial, y quizás reflejando la particular egocentricidad de Balza el título del libro está en un formato de letras pequeñas, en forma inversamente proporcional con el nombre de su autor.
Obviamente, al menos en lo que anticipa Clarín, el libro no cuenta la consternación que provocó aquella “autocrítica” en el ámbito del gobierno de Menem y particularmente en el seno del ministerio de Defensa, de Interior, y de las Fuerzas Armadas. Es que se había planificado un programa gradual de esclarecimiento y pedido de disculpas a nivel institucional por parte de las tres fuerzas en sucesivos actos públicos con la presencia de todo el Gobierno. La Armada debía romper el fuego, seguida por el Ejército y luego la Fuerza Aérea. Enterado Balza, decidió “cortarse” por su cuenta aprovechando un confuso episodio –nunca esclarecido- de un suboficial que dijo haber presenciado actos de tortura en la guarnición de Campo de Mayo.
Una impresión generalizada que ganó cuerpo en aquellos días fue que todo obedeció una estrategia mediática pergeñada por los asesores de Balza. El Gobierno, alertado de ello quiso impedirlo, pero ahora es el propio militar el que reveló como se las ingenió para salirse con la suya.
En cuanto al texto publicado por Clarín el mismo es el siguiente:

El ex jefe del Ejército Martín Balza escribió un libro donde recuerda, entre otras cosas, el día en que pidió perdón por los crímenes de la dictadura . Aquí, el anticipo de algunos de los tramos más importantes: “El proceso de reforma y modernización contribuyeron para concretar algo largamente postergado: un sentido pedido de perdón institucional a nuestro pueblo. (...) El día elegido era el 29 de mayo, en la conmemoración del Día del Ejército. Un hecho fortuito tuvo gran trascendencia mediática los días 20 y 21 de abril: la denuncia de un ex suboficial del Ejército en que imputaba gravísimos delitos cometidos en un Centro Clandestino de Detención (El Campito) en Campo de Mayo. Los destinatarios de la imputación, entre otros, eran los generales Santiago O. Riveros y Fernando E. Verplaetsen. Ello motivó acelerar el mensaje(...).

Uno de los oficiales dijo: ‘Hoy se emite el programa Tiempo Nuevo, de Neustadt (Bernardo), a las 22 va en vivo y tiene una audiencia masiva. Me permití coordinar con su productora (la señora Clara Mariño) y me dijo que podrían darme algunos minutos al inicio’.

Aproximadamente a las 19.30, recibí un llamado del ministro del Interior, Carlos Corach, quien me manifestó que se había enterado de mi concurrencia al programa y que ‘querían ver qué iba a decir’; le respondí que el mensaje no estaba listo. No se lo mandé nunca; además, no era mi superior.

Minutos después, me llamó por teléfono el ministro de Defensa, Oscar Camilión. Era mi superior jerárquico y le manifesté: ‘Señor ministro, antes de ir al canal de televisión, pasaré por su oficina’. Cumplí, pero no le llevé el mensaje (...) Estaba seguro de que si las autoridades políticas lo hubieran conocido, me habrían ordenadocomo mínimoatenuar su contenido, y no estaba decidido a aceptar corrección alguna. (...) Resulta, por lo menos curioso, que dieciséis años después, Corach afirmó que ‘a través de Neustadt, Menem le consiguió a Balza un espacio en Tiempo Nuevo, (...) sin que de parte del gobierno hubiera habido ninguna presión para conocer el discurso previamente a su difusión’. El ex ministro pareciera que no recuerda que, no sólo me llamó, sino que reiteró el llamado; además, no fue Menem, sino el jefe de prensa del Ejército, coronel Gustavo Gorriz, quien consiguió el espacio (...).

Así, el 25 de abril de 1995, institucionalmente – y al margen de cualquier conocimiento, orientación o condicionamiento del poder políticoaceptamos públicamente la comisión, por parte de hombres del Ejército, de actos atroces y crímenes de lesa humanidad, cometidos en la empresa de envilecimiento más grande de nuestro país en dos siglos de historia (...).

El mensaje fue acogido favorablemente y estoy firmemente convencido de que aun siendo un pequeño paso hacia la reconciliación y la concordia, marcó una instancia decisiva en la recuperación de la confianza del pueblo en sus Fuerzas Armadas”.