“Entonces, sin respuestas, la mamá de la chica decidió buscar otro camino para que tomara la primera comunión. Acudió a un sacerdote que había sido párroco en Magdalena y desde 2002 es capellán del Ejército en el Regimiento 8 de Tanques con asiento en ese distrito. Lo conocía porque preparó en religión a mis hijas mayores y conozco su trabajo en zonas rurales, explicó Altamirano. Luego de varias entrevistas que el cura mantuvo con la menor y sus familiares directos, Amparo finalmente pudo tomar la comunión en la capilla castrense con mucha alegría”.

El religioso, por su parte, dijo que la niña, pese a su discapacidad, “reunía todas las condiciones para recibir la comunión, como reconocer los mandamientos, el significado del sacramento que iba a recibir y todo lo relacionado con la ley de Dios”, consignó Clarín.