República Argentina: 11:19:07am

Si a las

consagraciones que tuvo esta película nacional en

Venecia, San Sebastián, Los Ángeles, más los medios

de comunicación argentinos y la opinión de las

generaciones que no vivieron el terrorismo comunista

invivible y criminal que sufrió el país entre 1969 y

1976, un Oscar ahora podría ser la rúbrica final y

aprobatoria de la falsa historia oficial que impusieron la

izquierda y el kirchnerismo, en la cual a los militares

que salvaron al país de un gobierno comunista

presidido por Firmenich, que hubiera fusilado a más de

un millón de ciudadanos (según reconocieron en

declaraciones televisivas), los mantienen presos, se

están muriendo de viejos y son calificados de

“genocidas”. En cambio, esa historia mentirosa tiene

por héroes a los guerrilleros comunistas, armados y

preparados en Cuba, Moscú y Praga, que asesinaron

ciudadanos comunes, niños, empresarios, policías,

militares, pusieron bombas en ómnibus y escuelas,

asaltaron bancos, crearon el caos, se fugaron al

exterior y volvieron cuando los indemnizó (¿premió?)

el “oficialismo democrático” (no conozco país alguno

cuyo gobierno pague a los subversivos terroristas).

Bien dijo Julián Strassera, que ya no es el niño del film,

sino un abogado de 51 años, que vivió el juicio junto a

su padre, al expresar: “El kirchnerismo se apropia de la

 

película”. Para Argentina, 1985 no existió la Argentina

1969-1976. (Para su director, tampoco, porque nació

en 1980). No se hace referencia a los subversivos

asesinos ni a sus crímenes (más de 1300 muertos) y

como explicación de la salida de los militares a reprimir

(como si lo hicieran por nada, por gusto o por

inmoralidad), que fue clamada por la sociedad y los

principales políticos (por ejemplo, Balbín). O sea que la

historia en el cine no comenzó desde el principio ni

mostró las causas de ese juicio realizado por un

Tribunal Especial formado a dedo por el Poder

Ejecutivo, que le prohibió, como al Nunca más de

Sabato, ir a los crímenes anteriores al 24 de marzo de

1976, que son los que motivaron el Proceso Militar

ante el profundo malestar social causado por la

subversión.

 

Jorge Joaquín Martínez

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Publicado en La Nación

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