República Argentina: 10:45:07pm

Sus hijos queremos limpiar su nombre.

Nuestro padre fue injustamente acusado, enjuiciado y condenado por los jueces Luciano Lauría, Mario Gambacorta y Omar Pauluccila. La causa quedó en la Cámara de Casación esperando la resolución de la apelación  Ya es tarde  

En primer lugar, nuestro padre no estuvo en el operativo que se sometió a juicio (enfrentamiento entre Montoneros y el Ejército Argentino en la ciudad de Santa Fe). No existen pruebas en su contra - más allá de haber estado destinado en dicha ciudad en esos años - y el tribunal no tomó en cuenta los testimonios y las pruebas de que nuestro padre no estuvo. En segundo lugar, el juicio fue una falta de respeto a la justicia, no se respetaron procedimientos, testimonios claramente guionados de varios testigos y la parcialidad a la hora de mostrar los hechos fueron atroces (es una injusticia tremenda para el resto de los condenados en el mismo juicio). Y por último, gran parte de la sociedad desconoce lo que pasa en varios de los “juicios de lesa”. Si supieran la cantidad de injusticias a las que son sometidos cientos de personas, de las distintas Fuerzas Armadas y de Seguridad, en nombre de una bandera tan noble como la de los derechos humanos, las muchas parodias de juicios que se hicieron y siguen haciendo en todas las provincias, llevados a cabo por una justicia corrupta y parcial que solo está abocada a satisfacer los intereses políticos de turno, les parecería inverosímil.

Así y todo, nuestro padre, nosotros y el resto de la familia, no nos quebramos; la pasamos mal, pero siempre con la cabeza en alto. Y diríamos que al contrario, ir a visitar “al viejo” a las distintas cárceles por las que pasó (algunas en situaciones infrahumanas) nos permitió estar más unidos que nunca y fortalecer nuestros vínculos familiares.

Mientras miles de delincuentes fueron beneficiados con la prisión domiciliaria por considerarlos de riesgo (sin la edad, ni otro justificativo para hacerlo), a los que realmente corrían riesgos los dejaron encerrados, exponiendo su salud y sin protegerlos como corresponde a su edad (promedio de 75 años). Muchos fueron los infectados en la unidad de Campo de Mayo, algunos fallecieron, como nuestro padre y otros están muy graves.

Tras perderlo físicamente esperamos el milagro de que la justicia en este país funcione como corresponde y limpie su nombre de forma oficial y no quede en la carta de los hijos por su padre ahora fallecido como tantos otros en el más infame de los cautiverios

Lucas Recio. 33.079.674

José Recio. 30.892.833.

Emilio Recio. 33.943.747

Nicolás Recio. 32.323.483

 

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