República Argentina: 7:30:04pm

Olivera, de 58 años, llamó a "proteger y custodiar la democracia", ante la amenaza de "todo aquello que nos destruye y separa, de la sospecha, la desconfianza, la violencia, la corrupción y la impunidad".

"No tenemos que enfrentarnos. Debemos transitar el camino con la verdad, la justicia y la memoria, sin convertirnos en jueces de nuestros hermanos ni en instrumentos de venganza", dijo el obispo castrense, en diálogo con LA NACION.

Nombrado por el papa Francisco luego de su trabajo en favor de la canonización del Cura Brochero, el nuevo obispo castrense asumió la sede que permanecía vacante desde 2007, tras el alejamiento de monseñor Antonio Baseotto, cuya remoción fue exigida por el entonces presidente Néstor Kirchner, en un grave conflicto con el Vaticano.

Semanas antes de asumir, monseñor Olivera visitó a la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, con quien coincidió en la necesidad de "no generar más odio" y "mirar hacia adelante, lo que no implica olvido ni impunidad", explicó Olivera a LA NACION.

Formado en la diócesis de Morón y discípulo del fallecido obispo Justo Laguna, Olivera estimó que ese espíritu de coincidencias con Carlotto no se refleja en la carta recibida el jueves (29 jun 2017) dominada por fuertes reclamos y exigencias por parte de entidades de derechos humanos.

Tras señalar que el país está "herido y agobiado", consideró que "es necesario trabajar por el encuentro y por la verdad, no hay que tener miedo a reconocer errores, pero eso no puede seguir atándonos y enfrentándonos".

Se mostró "muy cerca de los derechos humanos, en la vereda de todos" y dispuesto a recibir y visitar a distintas organizaciones, aunque le llamó la atención el tono enérgico de las exigencias.

"¡Basta de grietas! Tenemos que saber encontrarnos con el que piensa distinto. La democracia es el eco temporal del Evangelio y se construye con diálogo, respeto y convivencia social, no es pensamiento único", dijo.

Respecto del papel que cumplió la Iglesia durante la dictadura militar, el nuevo obispo castrense fue claro, en el diálogo con La Nacion: "Hay obispos que actuaron mal y se equivocaron, no tengo problemas en decirlo. Nunca el fin justifica los medios. Pero todos tenemos que transitar el camino del perdón, incluso la gente que mató".

Y desestimó los "discursos que tienen una mirada histórica ideologizada".

En la homilía, ante los altos mandos de las Fuerzas Armadas, Olivera señaló: "La historia no debe hacerse con un objetivo político, sino con verdad y justicia. No pocas veces, en apariencia, se busca justicia pero se descubre venganza negando derechos elementales. Los derechos humanos deben tener vigencia para todos los argentinos".

Lo escucharon, en primera fila los jefes del Estado Mayor Conjunto, teniente general Bari del Valle Sosa; de la Armada, almirante Marcelo Hipólito Srur; del Ejército Argentino, teniente general Diego Suñer, y de la Fuerza Aérea, brigadier general Enrique Víctor Amrein. El encuentro se dio en momentos en que generan tensión los reclamos de militares retirados detenidos por causas de lesa humanidad.

 

El obispo castrense transmitió, así, su visión a favor de una "justicia para todos", alejada de la imagen distorsionada de "una justicia legítima y otra ilegítima", en una sociedad "dividida por las discordias",concluyó La Nación.

 

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