El robo ocurrió el martes (25 abril 2017) cerca de las 13, en la sede de Dirección de Inteligencia Criminal, en la Unidad Especial de Inteligencia Antiterrorista, ubicada en la calle Dean Funes, a la altura de Carlos Calvo, en el límite entre los barrios porteños de Almagro y San Cristóbal.

Según las mismas fuentes, dos hombres a cara descubierta ingresaron al edificio donde trabaja personal de inteligencia, redujeron a un guardia de seguridad que estaba en la puerta del lugar, lo llevaron junto al resto de los empleados del lugar, y procedieron a llevarse diez armas en total y chalecos antibalas.

"Yo estaba en la oficina, me dijeron que me encierre, después salieron todos. Fue un susto. Dicen que le apuntaron a la cabeza al 'pelado' (NdeR: un guardia de seguridad), y lo hicieron entrar a la fuerza. Los ataron con un cable y se llevaron las pistolas", dijo una de las empleadas del lugar en un testimonio al que accedió Infobae.

En las últimas horas, efectivos de Gendarmería y policial desplegaron un operativo de rastrillaje para intentar ubicar a los ladrones y a las armas.

Infobae recordó que el robo a la sede de Gendarmería es el cuarto de una serie que se remonta a enero de 2015, cuando desapareció un misil antitanque del Escuadrón de Caballería Blindado 1 de La Plata. En ese caso se trató de un TOW 2, un misil con cabeza inteligente y con capacidad para perforar un blindaje.

Algunos días más tarde, se hizo público un robo en el Batallón 603 de San Lorenzo, en la localidad santafecina de Fray Luis Beltrán, donde las autoridades militares perdieron el rastro de unas 25 mil municiones calibre 9 milímetros.

En septiembre de 2015 un grupo comando ingresó al Batallón 601 en Campo de Mayo, y se llevó por lo menos nueve armas de fuego.

Por último, en octubre de 2015, siete gendarmes fueron detenidos y separados de la fuerza acusados de haber participado de un robo de material bélico en el Escuadrón 20 de Orán. Se trató de unas 12 armas de guerra Beretta 9mm.