Así surge de una encuesta de Poliarquía que detectó este año una enorme caída de la confianza de la sociedad en todas las instituciones.

Con un 42 por ciento de aprobación, la imagen de los militares dio un giro de 180 grados respecto del desprestigio que tenían en 1983.

A 40 años del retorno de la democracia, las Fuerzas Armadas son las instituciones que más alta imagen positiva tienen en la sociedad argentina, mientras que la Justicia, el Congreso y los partidos políticos registran las más baja, en un marco de profunda desconfianza en la República, según una encuesta de Poliarquía.

El resultado de la encuesta confirma un cambio de percepción de la imagen de los militares de 180 grados. En 1983, las FF.AA tenían la imagen negativa más alta después de la represión ilegal, el autoritarismo político, la derrota en la guerra de las Malvinas y el fracaso del plan económico de Martínez de Hoz.

El sondeo registró que en 2020 las FF.AA (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) tenían una imagen positiva que representaba la confianza del 52 por ciento de la población; en el 2022 cayó al 33 y este año se estabilizó en 42. El 2020 fue el último año de la pandemia del Covid 19 durante la cual los militares repartieron alimentos y medicinas y en algunos barrios llegaron a ser aplaudidos por los vecinos.

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Por su parte, a las FF.AA en esa escala positiva le siguen las fuerzas de seguridad que están integradas por la Policía Federal, Gendarmería, Prefectura y Policía de Seguridad Aeroportuaria, más las policías provinciales. La respuesta de los encuestados en todo el país llegaron a un 32 por ciento positivas en 2020; 20 en el 22 por ciento y este año quedó en 23.

La tercera institución con mejor imagen es la Iglesia Católica que registró índices de 22, 18 y 23 por ciento positivo. Le siguen los medios de comunicación con 29 (después de la pandemia), 19 y 21, respectivamente.

El Gobierno de Alberto Fernández cayó de un 34 por ciento (durante el último año de la pandemia por el Covid 19), a 26 en el 2022 y a 16 este año.

A su turno, la Justicia registró índices de 7, 6 y 16 por ciento a la par de la campaña de desgaste del kirchnerismo contra el sistema judicial en general y la Corte, en particular.

Después de la Justicia, aparecen las “grandes empresas” con 22, 26 y 14 por ciento. En cuanto a la confianza en el Congreso, los índices son de 27, 20 y 12: mientras que para los partidos políticos llegan a 13, 12 y 9 por ciento.

En cuanto a los sindicatos, las cifras llegan a 13, 12 y este año solo el 8 por ciento de confianza.

El director de Poliarquia, Alejandro Catterberg, explicó a Clarín que la encuesta demostró “básicamente un desprestigio generalizado en todas las instituciones argentinas. Cayeron las percepciones positivas de todas”.

Interpretó que la caía de imagen de, por ejemplo, el Congreso, el Gobierno, la Justicia y las fuerzas de seguridad, tiene relación con la “percepción de la gente de que son los responsables de la crisis de la economía y la inseguridad”.

“El pensamiento social mete a las grandes empresas y a los medios en la “grieta” que creó el kirchnerismo”, agregó para explicar la caída de la imagen de estas instituciones.

A criterio de Catterberg, la encuesta muestra un “clima de época” en el cual “cada vez más gente responde que le da lo mismo vivir en un régimen democrático que uno autoritario porque sus ingresos no le alcanzan para llegar ni siquiera a mitad de mes y la inseguridad crece”.

En cuanto a las FF.AA “queda claro que en la actualidad no tienen el desprestigio que muchos suponen” y, al contrario, que las fuerzas de la seguridad, “la gente no las asocia con la inseguridad”.

El giro de 180 grados respecto de la imagen que los militares tenían en 1983 se debe a que, también, “aproximadamente más de la mitad de la población argentina actual no vivió el autoritarismo del último régimen militar”, sostuvo Catterberg.

El ex ministro de Defensa de Raúl Alfonsín, Horacio Jaunarena, interpretó ante Clarín que la encuesta demuestra que “las Fuerzas Armadas alcanzan el máximo prestigio frente a la población cuando se las encuentra alejadas de las decisiones y de la actividad política”. El ex ministro de Defensa y Economía y diputado de Juntos por el Cambio y asesor de Patricia Bullrich, Ricardo López Murphy coincidió en ese punto con Jaunarena.

Mientras que las FF.AA. “tuvieron el máximo rechazo cuando asumieron la suma del poder público y violaron la Constitución” durante el Proceso de Reorganización Nacional, subrayó Jaunarena. Luego “fracasaron en la gestión y alcanzaron un nivel de desprestigio que las puso hasta en dificultades para cumplir con el rol que les corresponde en Defensa de la Libertad de la población y la conservación de los Recursos naturales”, agregó Jaunarena.

En cuanto a la imagen actual de los militares, sostuvo que “también contribuye a que se las visualice prestigiosamente cuando la población las ve interviniendo para atender las consecuencias de la Pandemia o las de las catástrofes naturales como incendios, inundaciones, etc.”.

“Para la mayoría de la población, equivocada o no, las FF.AA. están bien en la custodia de nuestras fronteras o dando apoyo logístico a la lucha contra el contrabando de drogas”, agregó el tres veces ministro de Defensa.

Para Jaunarena esa apreciación de la gente también tiene que ver con que saben que “actúan ante las catástrofes pese a la baja asignación presupuestaria que tienen”.

En el presupuesto nacional de este año el gasto militar total no llegó al 3 por ciento y los militares cobran los salarios más bajos de la administración pública nacional.

“Deberíamos acercar el prestigio que actualmente tienen con un adecuado tratamiento presupuestario dejando de considerar la relación entre nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad como compartimentos estancos”, propuso.

Además, “considerar las misiones en las catástrofes naturales, como complementarias debido a las características de los conflictos que se deben enfrentar, y realizar las asignaciones presupuestarias y la planificación correspondiente desde esta óptica”.

Pero “si alguna conducción política pretende involucrar a las Fuerzas Armadas con el apoyo a un gobierno de turno, o inmiscuirlas en alguna forma de actividad política, lo único que va a conseguir es devolverla al desprestigio del cual se han recuperado a lo largo de estos cuarenta años y transgredir las misiones para la que fueron creadas”, finalizó Jaunarena.

En ese sentido, un ex funcionario radical de Defensa -que pidió no ser identificado- recordó “la persecución por portación de apellido de oficiales durante la gestión de Nilda Garré como ministra de Defensa”. Y, sobre todo, el intento del ex jefe del Ejército general (RE) César Milani de crear un “ejército nacional y popular”.

Por su parte, López Murphy afirmó que el resultado de la encuesta “refleja la lealtad que la mayoría de los militares mostró a la Constitución” en las crisis carapintadas.

Expertos radicales recordaron que si no fuera por la mayoría de los miembros de las FF.AA. los gobiernos de Alfonsín y luego de Carlos Menem “no podría haber derrotado las cuatro rebeliones carapintadas y defendido la democracia”.

En la última, fue clave cuando el entonces subjefe del Ejército, general Martín Balza, reprimió en 1990 a cañonazos a los rebeldes acantonados en el regimiento de Patricios, tras el asesinato de los coroneles leales Hernán Pita y Federico Pedernera.

Desde 1983 a la fecha casi 1.200 militares fueron condenados por delitos de lesa humanidad y las conducciones militares nombradas por los gobiernos democráticos aceptaron esa situación.

También, destacó López Murphy, como fuente de esta recuperación de su imagen el “apoyo a la población en situaciones de catástrofe con escasos medios y salarios bajos”.

En los últimos años, los militares, a diferencia de los políticos “han estado ajenas a los escándalos de corrupción” y “soportado los ataques de canallas del kirchnerismo” durante las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, así como la de Alberto Fernández, finalizó López Murphy.

Publicado en CLARIN