El gobierno nacional acaba de enviar al Congreso de la Nación un proyecto de ley que regula el régimen del personal militar. Los dirigentes opositores Eugenio Burzaco, Miguel Ángel Pichetto y José Luis Espert calificaron la iniciativa como un nuevo intento de chavización de las Fuerzas Armadas con el propósito de politizarlas para ponerlas al servicio de los intereses del oficialismo.

En defensa del proyecto, el Ministro de Defensa, Jorge Taiana, sostuvo que fue redactado “con un importante grado de consenso”. Argumentó que los exministros del área Horario Jaunarena y Nilda Garré habían participado de su confección. Sin embargo, Jaunarena negó haberlo consensuado e hizo una serie de advertencias de fondo.

En opinión de numerosos especialistas de la oposición, el Gobierno persigue domesticar el proceso de ascensos de las Fuerzas Armadas, vulnerando el sistema de calificaciones, mérito y mando jerárquico al habilitar la injerencia política del Ministerio de Defensa. Cuestiones técnicas y relacionadas con la carrera militar quedarían así supeditadas a la intervención arbitraria de la política partidaria en su propio beneficio y con riesgosos efectos para la sociedad.

La redacción del proyecto no deja dudas. Por ejemplo, habilita al presidente de la Nación para ascender a suboficiales pasando por encima de la junta de calificaciones y de la opinión fundada de sus superiores jerárquicos, delega en el Ministerio de Defensa la facultad presidencial de pasar a retiro a los militares en actividad, permite a los suboficiales pasar a la categoría de oficial y a la tropa a la de suboficial, y condiciona los ascensos al criterio de la Universidad de la Defensa Nacional, un ámbito sensible a las presiones políticas e ideológicas.

Las Fuerzas Armadas son una de las instituciones de la democracia. Cumplen con la función primordial de defender nuestro territorio. Reconocidas y valoradas por el servicio que prestan a la sociedad y la sólida formación profesional de sus integrantes, los gobiernos kirchneristas las han ido desactivado operativamente, atacándolas y llevando los salarios de sus miembros, en muchos casos, por debajo del nivel de subsistencia, estigmatizando su valiosa labor a partir de un sesgo claramente ideológico.

El presupuesto operativo de las Fuerzas Armadas es históricamente el más bajo en términos reales.

Los reiterados anuncios gubernamentales de adquisición de nuevo equipamiento son solo falsas promesas. Importantes predios que ellas custodian han sido entregados a los amigos del Gobierno mientras avanzan iniciativas para cerrar los liceos de formación militar.

El proyecto en cuestión busca claramente convertirlas en otra facción kirchnerista copiando el modelo chavista de la Venezuela de Maduro, o el de las “democracias tuteladas” por fuerzas pretorianas.

Violentar una institución de la República para reducirla a una fuerza de choque de un grupo o facción merece el mayor repudio. Se trata, decididamente, de otro golpe artero a las instituciones de la república, dirigido a sostener militarmente un proyecto autocrático.

Publicado en La Nación