Desde hace años alertamos y denunciamos sobre la pesca del calamar “illex argentinus” en el área adyacente a la Zona Económica Exclusiva (ZEE).

Recientemente, gracias a la generosidad de Enrique Piñeyro, quien comandó un vuelo sobre la milla 200 del Mar Argentino el domingo 19 de marzo, pudimos poner en imágenes las descripciones que hasta ahora solo se alimentaban de miles de caracteres con los que alertábamos periódicamente a nuestros conciudadanos.

Es una experiencia que impacta. Ver con nuestros propios ojos la cantidad de buques pescando el calamar con sus luces encendidas en un mar que, como el del domingo, estaba relativamente tranquilo. Había, es importante señalarlo, otra cantidad de buques que procuran los servicios básicos de estas flotas. Mayoritariamente buques chinos que, abusando de la letra de la Convemar, se dedican a expoliar durante meses y con abrumadoras masas de poteros los recursos en el área adyacente.

De poco vale el calificativo que le agreguemos a la pesca que, de esta forma, tiene lugar cada año. Sabemos que el derecho internacional juega de su lado. De lo contrario no sería comprensible que países hermanos de la región reciban, no solamente a los buques pesqueros, sino también a los que prestan servicios logísticos y desembarcan la carga para que sea transportada a otros destinos. Dicho sea de paso, también reciben a los buques que traen el producido de nuestras aguas de Malvinas de manera ilegal.

El momento del vuelo es sobrecogedor. Pasan muchas cosas por la mente de quien tiene la oportunidad de comprobar, en el lugar, la actividad frenética que se lleva a cabo. Uno de esos pensamientos va para con los casi siete millones de chicos argentinos que viven debajo de la línea de la pobreza, que no comen. Y nosotros, contando buques que pescan alrededor de veinte toneladas diarias durante más de cinco meses. Un esfuerzo brutal. Y nos surgen preguntas. ¿Pueden hacerlo sin más? ¿Por qué no lo hacemos nosotros? ¿Cuántos chicos podrían alimentarse con las 700 toneladas que carga solo uno de esos buques? ¿Cómo es que España puede disponer de diez millones de platos de comida al día provenientes de la pesca para sus ciudadanos? ¿Es desidia de nuestro gobierno? Y si logramos hacerlo, ¿cómo garantizamos la sostenibilidad del recurso y la estabilidad de los ecosistemas marinos? Y yendo más allá, ¿cuánto es el aporte al PBI que podría agregar la industria pesquera argentina? ¿Cuántos puestos de trabajo podrían generarse? ¿Qué incentivos le faltan?

Como también ya hemos señalado hace poco más de un mes, la pesca es uno de los componentes de la situación geopolítica en el Atlántico Sudoccidental. Solo uno. Pero es significativo a la hora de dimensionar el impacto en la seguridad alimentaria y económica de nuestro pueblo.

Gracias a la ONG Solidaire, liderada por el señor Piñeyro, hoy vemos que esta temática vuelve a la palestra. También vemos que hay mayor conocimiento y conciencia. Adherimos a muchas de las expresiones que se han vertido al respecto, pero creemos que para poder concebir políticas coherentes y duraderas, es necesaria la difusión de precisiones científicas y técnicas sobre la materia.

Hace unos días lanzamos la campaña #SalvemosElMarArgentino, para concientizar sobre la delicada situación que se evidencia en el área adyacente a la zona económica exclusiva. A través de ella pedimos a la ciudadanía que nos acompañe con una firma para impulsar el tratamiento de tres proyectos en el Congreso de la Nación que constituyen acciones concretas en aras de fortalecer las políticas del Estado en materia de pesca: trazabilidad, eliminación de subsidios –en el plano internacional- para la pesca en aguas distantes y la creación de un observatorio ad honorem para la investigación y el análisis de todos los temas vinculados a la pesca.

Sabemos que no es suficiente. Hay otras iniciativas internacionales que deberán ser analizadas en profundidad y con la debida prudencia al momento de la consolidación de los textos definitivos.

Desde la presidencia de la comisión de Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios hemos tomado contacto con varios de los sectores de la actividad pesquera. Incluso con los responsables por parte del Estado de ejercer la fiscalización que el Régimen Federal de Pesca impone en cabeza de la autoridad de aplicación. Sabemos del esfuerzo de la Armada Argentina y de la Prefectura Naval. Vemos con preocupación las limitaciones presupuestarias a las que son sometidas las fuerzas y no encontramos otra explicación más que la negligencia o connivencia de un Gobierno que con un pretendido sesgo ideológico se abraza a China sin disimulo y sin vergüenza.

El Gobierno continúa cediendo sin comprender que se trata de un problema geopolítico con un grave impacto económico. Argentina exportó en el primer semestre de 2022 unos 250 millones de dólares derivados de la pesca del calamar. Un poco más de 70 buques poteros autorizados a pescar en la ZEE capturaron en ese período poco más de 140.000 toneladas. Durante ese mismo período, más de 350 buques poteros extranjeros pescaron la misma especie en el área adyacente a la ZEE. Es imposible pensar que el beneficio económico haya sido menor al de nuestros pescadores.

Queremos decir que no es tarde. Que hay mucho para hacer y que necesitamos el compromiso de todos. Sin oportunismo y con una mirada de largo plazo, que nos sobreviva a todos, por el futuro de los argentinos.

 

Diputados nacionales por la Coalición Cívica

Mariana Zuvic

Maximiliano Ferrar

Publicado en La Nación