Resulta asombroso que se haya dispuesto la participación del Ejército Argentino en trabajos de mejoras y de estructuras viales en barrios carenciados para colaborar de alguna forma en la lucha contra los narcotraficantes y la violencia diaria que todos los días se cobra alguna víctima en Rosario.

Parecería que existen pensamientos en contra de esta participación, lo cual es bueno. Cuesta imaginar a soldados y oficiales desarmados haciendo calles, pintando, construyendo estructuras, etc., si se toman en cuenta los siguientes factores: 1) existen cientos de miles de personas que cobran planes sociales, llamados paradójicamente Potenciar Trabajo, o con nombres heroicos parecidos, a las cuales se les podrían encargar esas tareas. Seguramente tendrían muy poca voluntad. En caso de negarse a realizarlas, se les debería suspender el subsidio. 2) La Municipalidad de Rosario y otras ciudades santafesinas seguramente cuentan con planificadores, ingenieros y trabajadores de obra, así como con máquinas viales que habitualmente cumplen con esos fines. Se podría supervisar a los subsidiados si fuese necesario y faltase mano de obra. 3) Vialidad Nacional tiene la estructura de personal y la maquinaria para aportar aquello que haga falta y sea de su competencia. 

Por todo ello, creo que ordenarle al Ejército que se aboque a trabajar en todas esas actividades a través de su cuerpo de ingenieros resulta una medida absurda, propia de populistas. 

 

Vicente Casado Arroyo

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Publicado en La Nación